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Oriente Próximo: diplomacia y guerra

El presidente egipcio pide a Reagan que inicie un diálogo directo con la OLP y Yasir Arafat

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, pidió ayer en Washington que Estados Unidos inicie un diálogo directo con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Por su parte, el presidente norteamericano , Ronald Reagan, admitió que la solución del conflicto árabe-israelí pasan por "negociaciones que comporten un cambio territorial", en clara alusión a la necesaria retirada israelí de los territorios árabes ocupados en 1967 y destinados, según el plan de paz del propio Reagan, a la creación de una federación jordano-palestina.

Hosni Mubarak, Ronald Reagan y el rey Hussein de Jordania comparecieron juntos ante la Prensa al término de un almuerzo en la Casa Blanca.Mubarak dijo que Yasir Arafat es un líder responsable y que "ninguna otra nación" debe hablar por los palestinos y exigió una rápida e incondicional retirada israelí y la ampliación de la misión de paz de las tropas de las Naciones Unidas en ese país.

El presidente egipcio dijo, dirigiéndose a Reagan, que "no existe ningún sustituto para el diálogo directo con los palestinos más que sus propios representantes, elegidos, la OLP. Este diálogo contribuirá inmensamente a la causa de la paz".

Un alto responsable norteamericano dijo, en una confirmación del malestar provocado en Washington por las declaraciones de Mubarak, que "no se pueden controlar las declaraciones de los jefes de Estado invitados a la Casa Blanca".

Hussein, en visita privada a EEUU, que aprovechó para someterse a un chequeo médico en Cleveland y pasar unos días de va caciones en Colorado, no dio signos de estar decidido a participar en próximas negociaciones en el marco del programa de paz para Oriente Próximo propuesto por el presidente Reagan en septiembre de 1982. En ese proyecto, Reagan sugirió la creación de una federación jordano-palestina, bajo soberanía del reino de Jordania, en los territorios de Cisjordania.

El rey Hussein no ha dado muestras de querer avanzar en este plan de paz sin tener, previamente, un mandato favorable de la Organización para la Liberación de Palestina y, sobre todo, sin que cese la política de creación de nuevas colonias israelíes en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza.

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A pesar de que persisten las diferencias entre Reagan y el rey Hussein a propósito del plan de paz para Oriente Próximo del presidente de Estados Unidos, Washington continuará apoyando militarmente a Jordania -pese a las críticas de Israel-, con el suministro de 1.613 misiles antiaéreos y un programa de ayuda en material y logística por valor de 220 millones de dólares, destinado a las fuerzas armadas jordanas.

Gestos que, a largo plazo, podrían cóntribuir a convencer al rey Hussein de colaborar en los planes de Ronald Reagan para Oriente Próximo.

Reuniones por separado

Reagan se reunió por separado, con los dos mandatarios árabes. Primero, con el rey Hussein, durante 90 minutos, en la jornada del pasado lunes. Después, ayer, martes, con el presidente Mubarak. A continuación, con los dos, en el almuerzo ofrecido en la Casa Blanca, acto que zanjó las especulaciones que corrieron por los medios bursátiles norteamericanos a partir de rumores según los cuales Reagan habría fallecido víctima de un ataque cardiaco.La visita de Mubarak fue completada con reuniones de trabajo con el secretario de Estado, George Shultz; con el de Defensa, Caspar Weinberger; con el del Tesoro, Donald Regan, y con el de Comercio, Malcom Baldrige.

El amplio programa de Mubarak en Washington se explica por la importancia de la ayuda económica y militar de EE UU a Egipto, país que será el principal beneficiario en la ayuda exterior de EE UU en el próximo año fiscal de 1985.

En el contexto general de la política interior norteamericana no se espera, que las entrevistas de Reagan con el rey Hussein y el presidente Mubarak aporten resultados espectaculares, toda vez que, en año electoral, es improbable que Reagan, que debe tener en cuenta la importancia del voto de los judíos estadounidenses, modifique su posición sobre Oriente Próximo.

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