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Beirut oeste rompe su aislamiento al abrirse un paso con el sector oriental de la ciudad

Beirut oeste respira. Por primera vez desde la conquista, hace una semana, de las tres cuartas partes de la capital de Líbano por la milicia chiita Amal, el aislamiento de este sector de la ciudad quedó roto ayer al abrirse en la línea de demarcación que separa el este musulmán del oeste cristiano una vía de comunicación: la avenida Fuad I, donde está situado el famoso Museo Nacional, en ruinas tras 10 años de guerra civil.Inmediatamente varios convoyes de alimentos y medicinas procedentes del este de Beirut, en manos de las milicias cristianas unificadas, cruzaron al oeste, cuyos 900.000 habitantes tenían desde hace 48 horas crecientes dificultades para adquirir pan, frutas y verduras y tenían que conformarse con comer conservas.

Una veintena de infantes de marina del contingente francés de la fuerza multinacional y 800 metros de tierra de nadie separan en el cruce del museo las últimas posiciones de los milicianos de Amal, parapetados detrás de sacos de arena y barricadas, de la vanguardia del Ejército todavía fiel al presidente Amin Gemayel.

Los 1.200 soldados galos que aún permanecen en Beirut, que no han sufrido ningún atentado desde la toma de la capital por el movi miento chiita, desempeñan así nuevamente su papel de fuerza de interposición entre los beligerantes; pero los registros y el control de la documentación de los pocos transeúntes que vencieron ayer el miedo para atravesar la línea verde y reencontrarse con sus familias corrieron a cargo de los militantes de Amal, que temen la introduc ción en el sector occidental de la capital de coches-bomba.

La apertura durante 10 horas al día del cruce, del museo supone también un alivio para los hospitales de la capital, que carecen de reservas de oxígeno y plasma, hasta el punto de que el hospital de la Universidad Americana exige que familiares y amigos de los heridos -entre 250 y 270 ingresan diariamente- proporcionen la sangre necesaria en las transfusiones.

A lo largo del frente los enfrentamientos han alcanzado ahora su velocidad de crucero, según la Prensa libanesa, mientras el emisario del rey Fahd de Árabia Saudí, Rafic Hariri, reanudaba ayer su interminable e infructuosa mediación al entrevistarse con el presidente Amin Gemayel y con el líder de Amal, Nabih Berri.

Reconciliación nacional

La meta de estos contactos, según la emisora oficial libanesa, es alcanzar un acuerdo político de base que despeje el camino hacia la reanudación de las conversaciones de reconciliación nacional,de Ginebra, informa Efe.

El presidente Gemayel, señala Radio Beirut, espera poder arreglar un encuentro en Damasco entre los ministros de Asuntos Exteriores de Líbano, Siria, Arabia Saudí y Estados Unidos para fijar las condicones para la reanudación de las negociaciones de Ginebra que se suspendieron el pasado 4 de noviembre. Sin embargo, tanto el portavoz del dirigente druso Walid Jumblat como el líder de Amal han vuelto a insistir en que Gemayel debe dimitir y que no puede haber diálogo con los responsables de "la matanza de musulmanes".

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