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Boyer defiende hoy ante la OCDE su política de ajuste para equilibrar el déficit público y exterior

El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, defenderá hoy ante el consejo ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que comienza dos días de reuniones en París, la política de ajuste gradual ensayada por su equipo y por el Gobierno socialista español como principal instrumento para corregir el desequilibirio fiscal y exterior que padece la economía española. Boyer asistirá a esta conferencia, que reunirá a los ministros de Asuntos Exteriores y Finanzas de los 24 países miembros de la organización, después de cerrar ayer en Rambouillet la cumbre hispano-francesa que ha concentrado a ocho ministros de ambos países.

El discurso que Boyer tiene previsto será un alegato en defensa de aquellas políticas económicas que busquen soluciones correctoras de los desequilibrios fiscales y exterior, según apuntan fuentes solventes. El ministro, español, por otro lado, se alineará con la posición mayoritaria de los Gobiernos europeos, que achaca al déficit público norteamericano, así como al alto valor del dólar, los muchos obstáculos que encuentran los europeos para tener éxito en esos esfuerzos equilibradores de sus respectivas economías.Contrariamente a la reunión del pasado año, celebrada en mayo, también a nivel ministerial, es muy posible que la delegación española baje el tono de sus anteriores críticas a la política económica que sigue el Gobierno socialista de François Mitterrand, Un cambio de rumbo en la estrategia económica francesa, ya apreciable, y una sensible mejora en las relaciones hispano-francesas, certificada tras la cumbre recién terminada, abogan por esta tesis.

La reunión de la OCDE tendrá, según se comentaba ayer en París, un carácter extraordinario, pese a la ausencia del secretarlo del Tesoro norteamericano, Donald Regan, que ha excusado su existencia argumentado la reciente presentación al Congreso del proyecto de presupuestos para 1985. Según fuentes de la OCDE, fueron los franceses quienes solicitaron una anticipación de esta reunión, quizá porque así pillaban en plena euforia presupuestaria a los norteamericanos, centrando sus críticas en la propia incapacidad de la Casa Blanca para corregir su fuerte déficit fiscal, que alcanzó la cifra de 200.000 millones de dólares en 1983.

Sea cierta o no esta interpretación, lo que sí parece seguro es que el déficit público norteamericano va a ser el invitado estelar de esta conferencia, convocada bajo el propósito de analizar "las tendencias a largo plazo de las economías de los países miembros". Los efectos que la financiación de este gigantesco déficit está teniendo sobre las economías continentales se han convertido en el caballo de batalla de los Gobiernos europeos, que reprochan a Washington su inactividad. Determinados críticos de Washington utilizarán la plataforma que les sirve la OCDE para culpar a Reagan de sus propias calamidades.

El déficit de EE UU, protagonista

Donald Regan, anticipando la estrategia francesa, ha decidido enviar a París a su subsecretario para Asuntos Monetarios, Bery Sprinkel, un hombre al que se considerada un peso débil en Europa. Lo más curioso es que Regan no se va a librar de las críticas.Pero lo que realmente ha puesto la guinda en la política económica norteamericana fue la presentación ante el Congreso de la estrategia monetaria que seguirá el FED durante el año. Paul Volcker, presidente del banco emisor, criticó duramente la política presupuestaria seguida por la Casa Blanca, advirtiendo que un fracaso en contener el déficit público provocará el estancamiento de la recuperación en curso. Volcker, en una mención que ya ha motivado una caída inusual en las bolsas de valores estadounidenses, resaltó el mayor peligro que puede provocar el mantenimiento del déficit.

Lo más curioso de esta crítica es que coincide con la de los europeos, conscientes de que ellos son los que están financiando la recuperación norteamericana. Pero los Gobiernos de esta parte del Atlántico van mucho más lejos: Washington tiene que hacer los mismos esfuerzos que se realizan en Europa. En caso contrario, todos, incluso los norteamericanos, experimentarán las consecuencias de la depresión.

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