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La situación en Oriente Próximo

Un convoy de evacuados, protegido por unidades italianas, cruzó la frontera entre los dos sectores de Beirut en guerra ciudades iraquíes

Los últimos milicianos chiitas de la organización Amal se despiden con un saludo de la mano o hacen con los dedos la V de la victoria cuando la caravana de camiones del contingente italiano de la fuerza multinacional rebasa sus posiciones para cruzar la línea de demarcación que, desde hace una semana, divide nuevamente los dos sectores enfrentados de Beirut, el musulmán y el cristiano

El mal estado de la mar obligó al destacamento italiano a evacuar por tierra a 180 civiles italianos y más de 300 extranjeros -incluidos tres españoles- hasta el puerto de Junieh, situado en plena zona cristiana, y la veintena de periodistas que el general Franco Angioni, que manda el contingente de 1.400 hombres, aceptó transportar en camión pudieron, por primera vez, ver y atravesar el frente que separa a los militantes de Amal de las unidades del Ejército aún fieles al presidente libanés, Amín Gemayel.A pesar del itinerario arriesgado seguido por la comitiva italiana, no se produjeron incidentes en el trayecto, en contra de lo sucedido ayer a los marines norteamericanos , que en el paseo Marítimo de Beirut organizan la evacuación en helicóptero de los ciudadanos de EE UU y otros países y sobre los que cayeron, a las diez horas, varios proyectiles disparados desde la zona del puerto teóricamente controlada por la milicia chiita que dirige Nabih Berri.

Cunde el pánico

El pánico cundió entre los centenares de candidatos a la evacuación, que corrían en todas direcciones para alejarse de las explosiones, pero sólo una mujer resultó herida de gravedad, aunque muchos civiles sufrieron pequeñas lesiones al caerse al suelo cuando intentaban llegar hasta el cercano edificio de la Embajada británica, en cuyos locales se refugiaron.

Dos horas más tarde, cuando el susto había pasado y los helicópteros pesados Chinook y Sea King aterrizaban de nuevo en el paseo Marítimo cortado al tráfico, varios francotiradores abrieron fuego sobre la muchedumbre desde edificios situados en las inmediaciones, aterrorizando de nuevo a los evacuados y obligando a interrumpir la operación de rescate. Una mujer resultó, esta segunda vez, herida de bala en la cabeza.

Los infantes de Marina del contingente norteamericano, cuya retirada del aeropuerto de Beirut para ser embarcados a bordo de los navíos de la VI Flota que navegan en aguas libanesas, fue anunciada el martes por el presidente Reagan, recibieron entonces refuerzos y se subieron a los tejados para desalojar a los perturbadores, que, naturalmente, habíam abandonado sus escondites.En la explanada al borde del mar, acordonada por los paracaidistas del batallón Folgore y los infantes de Marina del San Marco, donde la Embajada de Italia había dado cita a los refugiados, cada uno se explayaba largo y tendido sobre los motivos que le obligaban a abandonar Líbano.

"Hemos visto la muerte demasiado cerca como para tener ganas de quedarnos", repetía a los periodistas Joseph, un cristiano libanés casado con una italiana, mientras la española Celia apenas lograba hablar, entre sollozos, para pedir que la llevasen hasta Chipre con sus dos hijos y que "allí la embarcasen rumbo a España".

Con el acuerdo de Amal, los soldados italianos habían sido autorizados a desplegarse a lo largo del trayecto de: la caravana en Beirut oeste, y varios vehículos todo terreno, blindados y provistos de ametralladoras, escoltaban a los 16 camiones pintados de blanco que los seguidores de Nabih Berri saludaban alegremente a su paso delante de sus posiciones.

A medida que el convoy humanitario, encabezado por el jeep del general Angioni, se acercaba a la famosa Línea verde, la animación callejera decrecía y los pacíficos transeúntes eran sustituidos por milicianos en armas apostados detrás de barricadas y muros de sacos de arena que los camiones sorteaban a paso de tortuga.

Los beligerantes respetaron grosso modo la palabra dada al general Angioni, y la mañana fue tranquila, comparada, sobre todo, con los violentos duelos de artillería que en la noche del viernes al sábado causaron la muerte de más de 20 civiles.

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