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Reportaje:

Carlo Rubbia, el 'próximo' premio Nobel

Empeñado en reproducir los primeros instantes del universo que siguieron al 'Big Bang' hace 15.000 millones de años

Sus colegas, colaboradores y amigos afirmar que tiene el 99% de probabilidades de ser el próximo premio Nobel de Física. Él se ríe y no quiere ser tan tajante. Carlo Rubbia tiene 49 años, es italiano, físico de altas energías, y reparte su tiempo entre la universidad norteamericana de Harvard y el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra. El año pasado saltó a la fama en todo el mundo por dirigir los equipos de científicos que lograron el descubrimiento de dos nuevas partículas elementales, los bosones intermediarios W y Zº. Unos descubrimientos que motivaron dos editoriales en el diario norteamericano The New York Times y la popularidad instantánea para Rubbia, que está convencido de que Europa tiene mucho que hacer en el campo científico.

Carlo Rubbia estuvo en Madrid para explicar su trabajo y, sobre todo, para hablar con sus colegas de la Junta de Energía Nuclear, a los que conoce desde hace muchos años, aunque España no haya vuelto sino muy recientemente a formar parte del CERN. Alto, corpulento y sonriente, afirma que el CERN es el único centro donde en la actualidad se produce una verdadera colaboración científica internacional. Lo conoce bien, porque fue su primer lugar de trabajo, a partir de 1960, y porque desde 1975, en que tuvo la idea de hacer chocar la materia contra la antimateria para descubrir nuevas partículas elementales, dirige allí un equipo de 150 científicos de muchos países distintos.Reclamado en 1971 para enseñar en la universidad de Harvard, sigue convencido de que Estados Unidos no tiene por qué ostentar la supremacía universal en todos los campos de la ciencia. "Hago mis experimentos en el CERN por propia elección. Hasta la segunda guerra mundial Europa fue el lugar más avanzado para la investigación en física. Estaban Bohr, Pauli, Einstein y muchos más. Después de la guerra todo se destruyó y se produjo el éxodo de estos científicos. Ahora, en cierta manera, el proceso se ha invertido. Europa no puede competir en el espacio ni en el campo militar; la única manera de tener peso en el ámbito internacional es el progreso científico".

Fabricar un dinosaurio

A Rubbia le gusta explicar la base de sus experimentos. "Lo que pretendemos es ver cómo funciona una fuerza". Al hacer chocar protones con antiprotones en el anillo de colisión SPS del CERN, un túnel circular subterráneo de 2,2 kilómetros de diámetro, lo que quieren hacer Rubbia sus colaboradores es verificar cómo se transmite una fuerza. Han descubierto que lo hace a través de la materia, de partículas que no son las mismas que chocan, sino otras nuevas, que sólo viven fracciones infinitesimales de segundo."Reproducimos en el laboratorio las condiciones que se dieron en el principio del universo, a billonésimas de segundo del instante cero, el del Big Bang (la gran explosión), hace unos 15.000 millones de años. Lo hacemos concentrando mucha energía en un volumen muy pequeño y producimos partículas que existieron entonces pero que ya no existen. Es como si tuviéramos una máquina para reproducir un dinosaurio". Y al fondo está la demostración de la teoría de la unificación, el sueño de los físicos desde Einstein para acá, que pretenden verificar que todas las fuerzas existentes en la naturaleza -la gravitacional, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuertes- son aspectos de una única, que rige todo el universo. Por avanzar en esta teoría tres científicos recibieron en 1980 el Premio Nobel, y al demostrarla experimentalmente Rubbia se encuentra, indudablemente, en el camino hacia el máximo galardón.

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