Militares republicanos olvidados
No persigo otro objetivo que el de poner de manifiesto uno de los que considero mayores absurdos en la actual situación político-social de nuestro país.A este respecto, me propongo recordar a los que tal vez lo hubieran olvidado que existe un problema jurídico por el que considero que el actual Gobierno debíera poner los puntos sobre las íes, es decir, rehabilitar la consideración moral que merecen todos aquellos militares que ingresaron y prestaron voluntariamente sus servicios profesionales en el Ejército del Gobierno de la República en el período 1936-1939, Gobierno que por todos los conceptos fue y actuó en pleno uso de sus funciones y prerrogativas inherentes, representante legal de la voluntad del pueblo y elegido en las votaciones de febrero de 1936.
Establecida esta premisa indiscutible, tanto en su aspecto jurídico como social, cabe preguntarse en virtud de qué razonamiento pueden desestimarse los derechos contraídos por los que obedecieron voluntaria y conscientemente al dictado de los más elementales principios, optaron por elegir la profesión militar, en defensa de un Gobierno legalmente establecido por la voluntad del pueblo, exponiendo sus vidas frente a una sublevación militar que durante 40 años ha venido prodigando privilegios y prebendas entre los que siguieron el camino de la rebelión.
El que esto escribe, a la sazón un joven de 18 años, convencido de la razón que asistía a aquel Gobierno legal, eligió, como otros muchos jóvenes en aquellos momentos cruciales, la senda que le dictaba su deber y su conciencia.
Hoy día, cuando se dice que España ha entrado definitivamente en el redil de los países democráticos denominados antitotalitarios, resulta incongruente y absurdo que este país olvide a los que ofrecieron su capacidad y sus vidas, en una lucha que hoy se considera justa por la mayoría de los españoles.
Los que en el transcurso del período franquista, y amparados al cobijo de un Gobierno de facto, alcanzaron grados cuya legitimidad no pretendo discutir, no son más acreedores al reconocimiento de su situación profesional que los que abrazaron la profesión militar en defensa de un Gobierno legítimo amenazado por una facción rebelde e inconstitucional, cuya vigencia ha perdurado durante un largo período de nuestra historia.
El Ejército republicano también puede enorgullecerse de contar entre sus hombres con héroes y ex combatientes que no tienen nada que envidiar a ningún otro Ejército, aunque desgraciadamente quiera extenderse sobre ellos el manto del olvido. / Gastón Martínez.
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