Yoga en Arturo Soria.
Como todos los días del año, con el sofocante calor del verano o las temperaturas bajo cero del invierno, Julio Rodríguez se instaló ayer en los jardines centrales de la calle de Arturo Soria para practicar el yoga. Con parsimonia, Julio se desprende de sus ropas y se queda en traje de baño. Se sitúa en posición de meditación durante una hora. Con los ojos cerrados, abstraído, al margen del bullicio y el trajín de la calle, una de las más transitadas de Madrid, parece no enterarse de la sorpresa que provoca en conductores y transeúntes, como las personas del servicio de recogida de basura que aparecen en la fotografía. El espartano yogui podría concentrarse mejor en la Casa de Campo o en el Retiro, pero reconoce que le pierde su componente exhibicionista.
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