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El deseo de aumentar las exportaciones de petróleo, una segunda batalla para Irak

Al margen de su guerra con Irán, Irak está librando ahora otra batalla para incrementar sus exportaciones petrolíferas, que desde el inicio de la contienda se han visto reducidas en un 80%. Cuando estalló el conflicto irano-iraquí, en septiembre de 1980, Irak era el segundo exportador mundial de oro negro, justo detrás de Arabia Saudí, con una producción de cerca de 3,5 millones de barriles diarios; pero 40 meses después las exportaciones iraquíes apenas rebasan los 700.000 barriles.El bloqueo, a causa de la guerra, de sus puertos en el golfo Pérsico, y el cierre por Siria, en abril de 1982, del oleoducto que, procedente de Irak, cruzaba su territorio para desembocar en el Mediterráneo oriental, explican esta drástica disminución de las ventas de crudos iraquíes.

Consciente de las escasas perspectivas de paz a corto plazo, el régimen baasista iraquí se esfuerza ahora en remediar esta situación potenciando y reestructurando sus exportaciones de petróleo, y con este propósito acaba de concluir un acuerdo con Jordania para la construcción de un oleoducto que enlazaría Irak con el puerto jordano de Akaba, en el mar Rojo, según reveló el martes el diario Al Rai, de Amman.

Acuerdo con Jordania

El proyecto, apalabrado en enero durante la estancia en Amman del viceprimer ministro iraquí, Taha Yassin Ramadan, y ultimado esta semana en Bagdad por el ministro jordano de Comercio e Industria, Jawad al Anani, costará unos 1.000 millones de dólares (160.000 millones de pesetas).Hace cuatro meses el presidente iraquí, Saddam Hussein, pronosticó que la construcción del otro oleoducto, que unirá los yacimientos del sur del país con Arabia Saudí, estaría acabada entre abril y octubre de este año. A más corto plazo, Irak ha conseguido incrementar la capacidad de su único oleoducto en funcionamiento, que bombea 700.000 barriles diarios desde Kirkuk hasta el puerto medíterráneo turco de Yumurtalik, tras llegar a un acuerdo con las autoridades de Ankara. Una inversión de Bagdad de 70 millones de dólares (11.300 millones de pesetas) permitirá aumentar, desde principios de febrero, su capacidad en 200.000 barriles diarios, y una segunda obra debería situar en abril las exportaciones iraquíes a través de Turquía en 1,35 millones de barriles.

Informadas de esta redistribución de la exportación iraquí de crudos, principal fuente de divisas para Bagdad, las autoridades iraníes han proclamado su intención, a través del presidente del Majlis (Parlamento), Ali Akbar Rafsanjani, de "cortar, con la ayuda de Dios, el oleoducto norte de Irak", interrumpiendo por completo las exportaciones petrolíferas iraquíes. Esta iniciativa, que por ahora no parece concretarse, tendría incalculables consecuencias sobre el conflicto irano-iraquí, porque provocaría probablemente un ataque masivo de Bagdad contra la terminal petrolífera de Jarq, y una respuesta de Teherán consistente en intentar bloquear el estrecho de Ormuz, por donde transita la mayoría del petróleo destinado a Europa occidental.

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