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El juez declara secretas las diligencias sobre el asesinato de María Teresa Mestre

El magistrado juez Mariano Muñoz, titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Reus, decidió ayer declarar secretas las diligencias en torno a la desaparición y asesinato de María Teresa Mestre. La decisión del juez, que establece el secreto en principio durante 30 días, se produjo el mismo día en que prestaron declaración los hijos de Enrique Salomó, así como, un pariente cercano Por su parte, Enrique Salomó declaró ayer que está dispuesto a dar información sobre el fraude, aunque más adelante, cuando se pongan de acuerdo sobre ello los procesados.

Maite y Enric Salomó Mestre, de 21 y 19 años respectivamente, acudieron al juzgado a las 10.30 horas, procedentes de su domicilio en Tarragona y custodiados por la policía. Respondieron a las preguntas del juez por separado y hasta las 13.50 horas. El juez les interrogó acerca de las circunstancias en que se produjo la desaparición de su madre y sobre cuál fue su participación en la evolución de los hechos posteriores. Maite y Enric se ratificaron, al parecer, en las declaraciones formuladas en su día a la Guardia Civil.El juez Mariano Muñoz no ha citado a nadie hoy, viernes, para prestar declaración. El próximo martes, día 7, Enrique Salomó se presentará ante el juez. El propio industrial declaró ayer a este periódico: "Yo seré el peor afectado de la colza". Las afirmaciones del industrial aceitero se produjeron en el curso de una entrevista concedida a EL PAÍS en su domicilio particular de Tarragona, donde se halla recluido en régimen de prisión atenuada, concedido por la Audiencia Nacional.

Enrique Salomó insistió repetidamente en que "no está probado que el aceite de colza desnaturalizado sea el causante directo del síndrome tóxico, y la Administración lo sabe", y anunció para dentro de poco, "cuando todos los implicados estemos en libertad provisional o quizá cuando se celebre el juicio", la presentación de pruebas y detalles en torno al fraude del aceite.

El industrial se halla desde primeras horas de la tarde del pasado martes en su casa de Tarragona, una vivienda de dos pisos con un pequeño jardín situada en la plaza de la Salle, permanentemente vigilado y custodiado por media docena de agentes de la Policía Nacional. La casa no había sido habitada en los últimos cinco años.

Junto a Salomó están sus hijos Enric y Maite, su madre, Antonia Caparró Torrens, y la madre de María Teresa Mestre, Teresa Guitó Felip. El industrial, que ha estado en prisión durante más de 30 meses, confía en poder disfrutar del régimen atenuado hasta la celebración del juicio o hasta la concesión de la libertad provisional. Quiere estar junto a sus hijos "para poder ayudarles y orientarles en las cosas de la vida".

Salomó asegura no tener ninguna idea sobre quién ha podido asesinar a su esposa ni qué circunstancias han envuelto el caso.

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Descarta Salomó que el asunto pueda tener relación con los afectados por el síndrome tóxico -"hace ya 30 meses, es absurdo que hayan esperado hasta ahora"-, y piensa que es imposible que se trate de un ajuste de cuentas entre sectores industriales relacionados con la importación y comercialización del aceite de colza. "Yo no conozco ninguna mafia de la colza, y, si la investigación sigue por este camino, tiene que ser a alto nivel, mucho más arriba de los comerciantes que operábamos en el sector y que nos conocíamos entre sí".

El industrial aceitero no descarta en absoluto hablar a fondo sobre la colza, pero prefiere dejarlo para más adelante. "Creo que todos los procesados nos pondremos de acuerdo en proporcionar más información, pero no hemos decidido si será durante el juicio o bien antes. En todo caso, cuando estemos en libertad provisional".

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