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Una macedonia de Estados jacobinos y descentralizados

La vieja idea gaullista de la Europa de los Estados -"¡casémonos, pero continuemos solteros!"- va perdiendo valor ante la actual crisis económica, mientras el reverdecido planteamiento de la Europa de las Regiones quiere responder, con una nueva política regional, al relativo agotamiento de unas instituciones comunitarias que siguen prisioneras de los reflejos nacional-centralistas de los estados miembros.Los países miembros de la Europa comunitaria están divididos en el tema regional, como se puso de relieve en la primera Conferencia de las Regiones celebrada en Estrasburgo. Mientras los representantes flamencos, italianos, alemanes y españoles abogaban por un paso definitivo hacia la Europa de las Regiones, como única solución a la crisis comunitaria, los portavoces de países de más fuerte tradición jacobina o con una estructura regional poco avanzada, como Francia, Grecia o Gran Bretaña, consideraban este cambio "muy prematuro". Fruto de este desacuerdo latente entre los diez, la Primera Conferencia de Regiones finalizó con la votación afirmativa a unas conclusiones muy tímidas, que no aportan aún cambios substanciales a la actual política comunitaria.

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Antonios Georgiadis, secretario de Estado del ministerio de Economía griego, manifestó a este diario su. preocupación ante la posible disgregación de la política comunitaria. "Las regiones", vaticinó Giorgiadis, "podrían llegar a tornar decisiones pasando, por encima de los Estados en cuestiones de tipo político y económico, lo que no ayudaría a solucionar los actuales problemas de la CEE".

Por el contrario, el representante flamenco, Pierre Gendebien, señaló que "tras el fracaso de Atenas, la Europa de las Regiones es la única solución a la crisis comunitaria". Gendebien hablaba en nombre de una región, Flandes, con un alto grado de autonomía política y administrativa, que ha lanzado un eficaz programa de reconversión industrial conocido con el pomposo nombre de Tercera Revolución Industrial de Flandes. Gendebien apoyaba, junto con el conseller de Gobernación de la Generalitat de Cataluña, Macià Alavedra, la creación de un Senado regional.

Las posiciones contrapuestas sobre el tema de la Europa de las Regiones tienen su fundamento en las enormes diferencias existentes entre las estructuras territoriales de los países. "¿Cómo se puede hablar de política regional, cuando esta conferencia de regiones no ha conseguido ni tan siquiera definir el término región?" se preguntaba, asombrado, el vicepresidente del Parlamento Europeo, Pierre Pflimlin. Pflimlin resumió el sentir de muchos de los asistentes a la Conferencia, al manifestar que era una paradoja pedir la creación de un Comité de Representación Regional, "ya que muchos de los asistentes a esta reunión únicamente son portavoces de ciudades, mientras otros vienen en nombre de un gobierno, autónomo".

Francia, Gran Bretaña, Portugal o Luxemburgo, que mantienen Estados centralistas, se oponen a países como la República Federal de Alemania, Bélgica o Italia, donde los gobiernos regionales participan activamente en la administración del Estado. La entrada en la CEE de España y Portugal añadirá un nuevo dato a este enfrentamiento. Mientras los representantes españoles en la conferencia apoyaban totalmente "una mayor representatividad regional en el gobierno de la CEE", el diputado portugués Mota Amaral, resumía así el sentir de su país: "nosotros sólo tenemos dos regiones, por lo que, en nuestra modestia, preferimos no entrar en el debate".

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