El encuentro entre Morán y Gromiko en Suecia mejora las relaciones con Moscú

El ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, cree que las relaciones España-URSS han experimentado una sensible mejoría a raíz de su entrevista, ayer, con su colega soviético, Andrei Gromiko, dentro del marco de la Conferencia sobre Desarme en Europa (CDE), que el martes se inauguró en Estocolmo. Y como ejemplo, el responsable de la diplomacia española explicó que a partir de ahora podría telefonear directamente a Gromiko para pedirle explicaciones "en caso de que dos submarinos soviéticos apareciesen en el estirt4-ho de Gibraltar".

Precisamente ayer, el ministro español de la Presidencia, Javier Moscoso, se entrevistó en Moscú con Vitali Vorotnikov, jefe del Gobierno de la República Federativa Soviética de Rusia y uno de los líderes que salieron fortalecidos en el pleno del Comité Central del partido comunista soviético (PCUS) celebrado el mes pasado. Vorotnikov le expresó al ministro español el deseo soviético de mejorar las relaciones entre los dos países, que calificó ya de "buenas" ante las cámaras de la televisión.Paralelamente, en Ginebra, el secretario general saliente de la OTAN, Joseph Luns, aconsejó al Gobierno español que retrasara lo más posible el referéndum sobre la permanencia de España en la Alianza Atlántica, pues "parece que el pueblo español está en condiciones de abandonar la OTAN".

La tercera jornada de la CDE, por otra parte, giró en torno al discurso del ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans Dietrich Genscher, quien se mostró optimista sobre el futuro del diálogo Este-Geste tras el encuentro que la víspera mantuvieron George Shultz Y Andrei Gromiko. No obstante, todos dan por seguro en Estocolmo, según informa Antonio Caño, que las negociaciones de Ginebra sobre los euromisiles "están muertas y enterradas".

En una conferencia de prensa celebrada en Oslo, antes de partir para Washington, donde hoy informará al presidente Reagan, Shultz afirmó que la entrevista con su colega soviético no desembocó en nada concreto, "porque tampoco se trataba de obtener nada concreto; más bien se pretendía tranquilizar a la opinión pública, tanto europea como norteamericana, que consideraba que el enfrentamiento dialéctico estaba yendo demasiado lejos". A este respecto, Morán dijo haber apreciado "un objetivo de flexibilización" por parte de la URSS.

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