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Industria estima que los datos de consumo de Unesa no reflejan la demanda eléctrica real

El Ministerio de Industria y Energía estima que los datos sobre el crecimiento del consumo eléctrico, en 1983, facilitados por Unidad Eléctrica (Unesa), no reflejan exactamente la evolución de la demanda de energía eléctrica durante el año en el territorio peninsular y, aun admitiendo un apreciable incremento de ésta en el pasado ejercicio frente a años anteriores, opina que existe todavía un mayor margen para el ahorro en los consumos -y por extensión en la producción- sin entorpecer la actividad económica general. En este sentido, el Plan Energético Nacional (PEN), cuyo texto definitivo pasará la próxima semana a consultas del resto de los ministerios, mantiene la previsión de la demanda de energía eléctrica en un crecimiento medio acumulado del 3,3% anual durante el período comprendido entre 1984 y 1992.

Fuentes técnicas del Ministerio de Industria facilitaron ayer, en defensa de sus tesis, los datos finales correspondientes al ejercicio pasado, publicados por Aseléctrica -organismo donde el ministerio tiene una representación, de la que no goza en Unesa-, y que determinan que el crecimiento del consumo eléctrico el pasado año fue del 4,24%, en lugar del 4,75%, como estimó Unesa. Aunque el porcentaje sólo corresponde al consumo en la península, sin incluir Baleares ni Canarias, destaca el hecho de que los datos de Unesa incluyen Ias exportaciones de energía a Francia y Portugal, así como el hecho de que la producción de energía eléctrica en el mismo período tan sólo haya aumentado un 2,11%.El debate sobre el alcance exacto del aumento de los consumos eléctricos, aparte de lo anecdótico que pueda resultar, es significativo de cara a las previsiones de la evolución de la demanda de energía eléctrica realizada por el equipo técnico del ministerio dentro del Plan Energético Nacional (PEN), actualmente en fase final de elaboración, con vistas a justificar la denominada morateria nuclear anunciada en octubre por el titular del departamento, Carlos Solchaga. A este respecto, el documento final del PEN mantiene la limitación a siete del número de centrales a enchufar a la red antes de 1992, en lugar de las 12 previamente autorizadas.

El ministerio argumenta que con siete centrales, y una política de ahorro de consumo potenciada vía tarifas, es suficiente para cubrir, las necesidades eléctricas reales del país en el próximo decenio, y, en esta línea, defiende sus prevísiones sobre la previsible evolución de la demanda de energía eléctrica. En todo caso, argumenta que la evolución del consumo en 1983 no es significativa, por referirse a un solo período anual, y añade que, además, existe aún un enorme margen para el ahorro energético en este país, por estimar que todavía no se ha hecho nada en este campo en España.

Otro dato justificativo lo encuentra el equipo técnico en la evolución de la producción eléctrica en 1983. Así, con ser éste un año incluso más seco que 1982, la producción hidroeléctrica aumentó un 5,45%, es decir, más del doble de la media de producción de todos los orígenes. Esto fue debido, según Industria, al incremento de los bombeos y a la política de estímulo del ahorro que potenció la producción de este origen, así como a la mayor presencia del carbón y a la disminución de la importancia del fuel y el gas en la obtención de energía eléctrica.

En base a estos datos de Aseléctrica, en medios técnicos del ministerio se estima que la demanda de energía eléctrica ha comenzado este año a reflejar, aunque de una manera incipiente, hasta qué punto puede ser manejable la demanda con una gestión de optimación de los recursos. Según las mismas fuentes, los recientes cambios introducidos en la estructura de tarifas, que priman determinados consumos y gravan otros, han comenzado a mostrar (ver cuadro adjunto) la manejabilidad de la demanda y las posibilidades del ahorro energético, especialmente en el sector eléctrico. A este respecto basta comprobar el mayor incremento de la producción hidroeléctrica, la térmica resultante del carbón y la disminución de los fueles y el gas.

Carbón térmico

La Asociación de Empresarios de Minas de Antracita ha expresado su protesta por la cuantía de la subida de los precios de los carbones térmicos (el carbón que se destina a ser quemado en las centrales térmicas para producir electricidad), autorizada por la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, y que se cifra en un aumento del 7%, informa desde León Gonzalo Rodríguez. Según los empresarios, esta decisión ha rebajado en un punto la propuesta asumida por la comisión de precios y el Ministerio de Industria como consecuencia de presiones del ministro de Economía y Hacienda derivadas de la política antiinflacionista.

Un portavoz empresarial ha declarado que, en su opinión, "un incremento inferior al 17% es condenar al sector a vivir en un sobresalto continuo", y señala un considerable aumento de costes de producción derivados de la reducción de la jornada laboral en minería y del aumento de los precios de la energía y la seguridad social. El carbón destinado a las centrales térmicas absorbe en la actualidad entre un 75% y un 80% de la producción.

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