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Renfe logró detener el expreso de lrún para evitar que arrollara a cientos de trabajadores de Vulcano

Andreu Missé

Un trágico accidente que podía haber costado la vida a numerosos trabajadores de la factoría Vulcano se hubiera producido el pasado jueves si no se logra detener, de forma providencial, el expreso Irún-Vigo que tenía prevista la entrada en esta última ciudad por una vía que se hallaba totalmente ocupada por centenares de trabajadores -acostados sobre los raíles-, que protestaban por la política de reconversión industrial del Gobierno.

Los hechos se produjeron en la noche del pasado jueves cuando más de 500 trabajadores de Vulcano, que habían ocupado la estación de Vigo, se acostaron, en una acción desesperada de protesta, sobre los raíles del tren en las afueras de la estación con la firme decisión de dejarse arrollar antes de permitir el movimiento ferroviario. Los trabajadores habían ocupado la estación sobre la nueve de la noche, hora en la que tenía prevista su entrada el expreso de Irún. Cuando el jefe de estación se dio cuenta de la situación de peligro que se había creado, y ante la imposibilidad de disuadir a los trabajadores de sus propósitos, llamó urgentemente a la estación anterior, Redondela, pata impedir la salida del tren.Sin embargo, cuando el jefe de estación logró comunicar con Redondela, le informaron de que el expreso ya había salido, habiéndose perdido el último contacto con el tren, que se aproximaba a toda velocidad a Vigo. El jefe de estación comunicó los hechos al ingeniero jefe de la zona, quien, sin pensarlo dos veces, optó por desconectar la catenaria (corriente eléctrica) como único recurso para evitar el accidente. Desconectada la energía de la red, el tren empezó a perder velocidad, lo que fue observado inmediatamente por el maquinista, quien, alarmado por los hechos, accionó el freno de mano logrando detener el convoy pasada la estación de Chapela, a poca distancia de donde se encontraban los trabajadores.

Los responsables de Renfe de la zona aseguraron a sus superiores que, de haber actuado 30 segundos más tarde, ya no se hubiera podido evitar una catástrofe de consecuencias incalculables. No obstante, fue realmente decisiva para evitar el accidente la circunstancia de que se trataba de tren con tracción eléctrica, que pudo detenerse desconectando la red, pues, de haber funcionado con una máquina de gas-oil, la catástrofe hubiese sido irremediable.

Comunicado a Felipe González

Un relato pormenorizado de estos hechos, cuyas causas del feliz desenlace fueron ignoradas por los trabajadores que protagonizaron la protesta, causó profunda consternación en la reunión del consejo de administración de Renfe que se celebró el pasado viernes por la tarde. El director de la compañía, Ramón Boixadás, explicó alarmado el alcance de la acción y manifestó que se había dado cuenta detallada de todo al ministro de Transportes, Enrique Barón. Cuando los acontecimientos llegaron a conocimiento del presidente del Gobierno, Felipe González, éste decidió que se notificasen expresamente a todos los ministros afectados para que tuvieran un conocimiento exacto del estado de ánimo de los trabajadores.Los responsables de Renfe mostraron su preocupación ante la posibilidad de que se repitan acciones similares de "trabajadores que se arrojan sobre las vías de los ferrocarriles emulando las multitudinarias y desesperadas protestas que se registraron en la independencia de la India". Hay que señalar que otra situación de peligro, aunque de menor envergadura, se pegistró en la misma estación en la madrugada del viernes, cuando varios trabajadores se lanzaron de forma suicida sobre la vía para cortar el paso a una máquina.

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