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La recuperación norteamericana perderá fuerza en 1984, lo que debilitará el crecimiento en Europa

La recuperación de la economía norteamericana, cuyo producto nacional bruto (PN B) creció en torno al 6% en 1983, perderá fuerza en el año que acaba de empezar y reducirá las esperanzas de que su influencia permita un crecimiento sustancial de las principales economías europeas y Japón en 1984. Mientras la República Federal de Alemania (RFA) y el Reino Unido serán las economías europeas más eficaces, los expertos oficiales de Washington estiman que el PNB norteamericano se situará entre el 4% y 4,8% en 1984, mientras los 12 meses próximos, salvo imprevistos, tampoco permitirán buscar soluciones duraderas al mayor problema de la economía estadounidense: su multimillonario déficit público. El dólar, sin embargo, es previsible que mantenga su fortaleza, aunque la duda del enorme déficit exterior norteamericano pesa sobre su futuro a un plazo más largo que el anual.

Para Europa, 1984 puede ser un año importante en las esperanzas de recuperación. Sin embargo, el ligero decaimiento esperado en la principal economía de la otra parte del Atlántico no deja margen a muchas alegrías, con la salvedad de determinados países, como la RFA y el Reino Unido, donde las previsiones apuntan hacia aumentos del orden del 2% y 2,5% en el crecimiento. Para el total de Europa, sin embargo, las perspectivas no superan el 1,5%, con algunos países apuntándose a tasas negativas o nulas, como es el caso de Francia. En España, las previsiones oficiales del Gobierno se sitúan en el 2,5%, después de un aumento del producto interior bruto (PIB) en 1983 del orden del 2%.Martin Feldstein, principal asesor económico del presidente Reagan y presidente de su Consejo de Asesores Económicos, predijo la semana pasada que la economía estadounidense limitará su fuerte crecimiento el año próximo, pero a cambio reducirá algo también su ya aceptable tasa de inflación. Feldstein, que discrepa con otros asesores de Reagan sobre la naturaleza y peligros que encierra el espectacular relanzamiento de la economía americana, anticipó, sin embargo, que el principal problema de Estados Unidos en el año entrante será, como en 1983, el enorme volumen de su déficit público, que supera los 200.000 millones de dólares (más de 30 billones de pesetas). Según Feldstein, el déficit fiscal americano puede ser una "bomba de tiempo" en la marcha de la economía.

Respecto a la inflación, existe un consenso de que se situará en una franja entre el 4% y el 4,5 %, en el período comprendido entre el cuarto trimestre de 1983 y el mismo período de 1984. Esta tasa es muy similar a la alcanzada a lo largo del pasado año, aunque algunos expertos señalan que puede elevarse por encima del 5%, como consecuencia de la perseverancia del déficit. Por su lado, el desempleo se reducirá ligeramente y bajará la barrera del 8% de la fuerza total empleada, tras alcanzar un 8,2% en noviembre de 1983. Esta cifra es significativamente importante si se la compara con el 10,7% de desempleo que existía en Esta dos Unidos en diciembre de 1982.

La incertidumbre pesa, por otra parte, sobre la evolución de los tipos de interés y la del dólar. En este punto no existe consenso, aunque en. relación con los tipos hay que recordar que éstos decrecieron apreciablemente en 1983 como consecuencia de la política monetaria seguida por el Sistema Federal de la Reserva (FED), que alivió sus restricciones para facilitar y asentar la recuperación. En un año electoral como 1984, es previsible que no haya cambios importantes en la misma, lo que, indudablemente, influirá en la evolución del dólar. Para analizar ésta hay que tener en cuenta el lastre de 45.000 millones de dólares de déficit comercial que pesa sobre la economía estadounidense.

Japón y Europa

En Japón las previsiones son más optimistas que en Estados Unidos. En 1983 el comportamiento de la economía nipona fue mejor de lo esperado y creció a un ritmo anual del 6,2%, según datos oficiales del Ministerio de Economía. Para 1984 la previsión gubernamental apunta hacia un 4,8%, muy similar a la norteamericana, ya que la, economía nipona depende en gran medida de las exportaciones a los países industrializados, tanto europeos como norteamericanos.Un economista de la Agencia de Planificación del Gobierno señaló a una revista especializada que Japón experimentará un incremento aún superior al registrado en 1983 en su balanza por cuenta corriente. El superávit se estima que superará ampliamente los 22.000 millones de dólares alcanzados en 1983. La mitad de este superávit es atribuido por el Gobierno al efecto de la economía norteamericana, y el resto, al declive en la factura petrolera. La inflación se mantendrá por debajo del 3%, lo mismo que la tasa de desempleo.

En Europa las economías más sobresalientes serán, en 1984, la germana y la británica, ambas bajo los efectos de administraciones conservadoras. La primera continúa basando su limitada expansión en un incremento del consumo y de la construcción de viviendas, así como en un aceptable aumento de las exportaciones, que suponen un tercio de la economía alemana. El Bundesbank, en su último informe, predice un aumento del 3% en el PNB para este año, después de registrar un 1% en 1983. El superávit por cuenta corriente fue de 5.250 millones de dólares el pasado año, y el banco emisor estima que aumentará hasta 5.500 millones de dólares. Donde hay menos esperanza es en el frente del empleo.

En el Reino Unido, donde la política conservadora del Gobierno Thatcher está dando resultados positivos tras varios años de sacrificios, el dato más optimista es el declive de la inflación, que ha pasado del 8,3% hace un año a menos del 5% en 1983. Para 1984, el Gobierno ha cifrado la meta de alcanzar el 4%, con un crecimiento del PIB en torno al 2,5%. La tasa de desempleo, sin embargo, permanecerá estable. El Gobierno, pese a estos datos, ha insistido en que mantendrá sus medidas restrictivas y de reconversión en la industria, limitando también, con crecimiento nulo, los gastos estatales.

El país europeo que tendrá resultados menos presentables es Francia. En su último informe, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), por ejemplo, señala que la economía gala experimentará un estancamiento en 1984, después de crecer en torno a medio punto en 1983. El propio Gobierno Mitterrand ha señalado que no habrá crecimiento en 1984 si la RFA y el Reino Unido no incrementan las compras de productos franceses. La inflación, por otro lado, roza el 10%, pese a las promesas gubernamentales de reducirlo a la mitad para finales de 1983.

Es de esperar que en 1984 Mitterrand tenga algo más suerte, pero no la suficiente como para detener la masiva destrucción de puestos de trabajo que registra la economía francesa. El único dato optimista es la ligera reducción del gasto público y del déficit exterior, que aún totaliza los 5.500 millones de dólares.

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