El aumento del consumo eléctrico durante 1983 pone en entredicho las previsiones del PEN

El aumento registrado en el consumo de energía eléctrica a lo largo de 1983, que según Unidad Eléctrica (Unesa) se ha situado en tomo al 4,3%, pone en entredicho algunas de las previsiones contenidas en la revisión en curso del Plan Energético Nacional (PEN) que realiza el Ministerio de Industria y Energía, especialmente en lo referente a la necesidad de proceder a una moratoria del programa nuclear heredado de la anterior legislatura. Sin embargo, fuentes fiables descartan que la Administración proceda a una revisión que trastoque radicalmente estas previsiones, que según todos los indicios es de en 3,3% de incremento acumulado en los próximos ocho años.

El aumento del consumo de energía eléctrica en 1983 se situó en un 4,3%, según los datos facilitados por Unesa (que representa el 97% de la producción del sector) correspondientes al período comprendido entre el primero de enero y el 25 de diciembre pasado. Este fuerte aumento, que contrasta con incrementos inferiores al 1 % en los dos últimos años, no solamente denota una cierta reactivación del sector primario de la economía española con relación a los últimos años, sino que hace pensar en la necesidad de poner en duda algunos de los argumentos en defensa de aquellas tesis que aventuran un incipiente estancamiento de la capacidad de consumo de energía primaria del aparato productivo español.Según expertos consultados, el aumento del 4,3% en el consumo de energía eléctrica es un hecho inusual en la economía española desde que se produjo la primera crisis del petróleo en 1973. Para encontrar incrementos estadísticos, en términos porcentuales, de este tipo hay que remontarse al año 1974, cuando todavía se produjo un aumento del consumo del 9,3%. Al año siguiente, este porcentaje, con niveles de inflación en la economía española del 18%, descendería estrepitosamente al 3,2% para ya no recuperarse más que esporádicamente y a base de estímulos inflacionistas en la economía. Así, en 1976 todavía aumenta un 8,7% este consumo (frente al 12% medio de la década anterior), pero es a base de estimular el crecimiento del PIB con inflaciones del 24%.

Expertos del sector eléctrico, a la luz de los datos finales del año, creen estimar que 1983 puede marcar un punto de inflexión en una tendencia descendente. El centro o punto base de su argumento es que no se puede pensar en una reactivación económica capaz de generar empleo sin pensar en incrementos paralelos del consumo de energía primaria y, por extensión, de la eléctrica.

La duda que persiste, sin embargo, es que estas tesis no se comparten entre los responsables de la planificación energética española.

En los estudios finales del PEN se insiste en una previsión de aumento de los consumos eléctricos en torno al 3,3%, como máximo un 4%, sobre el cual descansa la tesis de que el programa nuclear necesita una ralentización. Para estos analistas, las nuevas centrales térmicas de carbón en construcción, junto a la conexión de siete de las doce centrales nucleares planificadas por la anterior legislatura, son suficientes para cubrir esta demanda previsible.

El problema se centra, en este sentido, en que, según fuentes del sector eléctrico, una decisión de este tipo que fuerce a suspender las inversiones en las centrales nucleares es reversible a medio plazo y, en caso de error en las previsiones, no existe margen de corrección en el tiempo apropiado.