La difícil salida de la crisis económica
El pasado jueves, el entonces presidente Sehu Shagari presentaba a la Asamblea Nacional un paquete de medidas económicas de una austeridad desconocida en el país, con objeto de reducir el crecimiento del déficit presupuestario y tratar de equilibrar la balanza de pagos. Las medidas anunciadas incluían una reducción del 30% en la inversión pública, y del 40% en la importación de productos. Iban a ser aplicadas de forma inmediata y serían complementadas con la limitación de las licencias de importación a artículos esenciales, tales como alimentos -el 70% de los consumidos en el país proceden del exterior-, maquinaria y piezas de repuesto.La urgencia de las medidas venía dada por la exigencia del Fondo Monetario Internacional, que estaba a punto de conceder a Nigeria un préstamo de 2.000 millones de dólares (unos 315.000 millones de pesetas), que serviría para cubrir parte de los atrasos en la renegociación de la deuda externa -de unos 15.000 millones de dólares-, así como parte del déficit público de este año.
Sin embargo, pocos han creído en Nigeria que las medidas pudieran ser efectivas, lo que resulta evidente tras el estallido del golpe. Por un lado, el Gobierno de Shagari impuso ya medidas parecidas en varias ocasiones a lo largo de su mandato, sin conseguir frenar el crecimiento del déficit. Por otro, y pese a la comprensión de la OPEP, que aceptó hace un año la rebaja del precio del crudo nigeriano e hizo la vista gorda ante la superación de la cuota de producción nigeriana en los últimos meses, el país recibe el 95% de sus ingresos del petróleo y tiene una cuota de 1,3 millones de barriles diarios. Sus ingresos, por tanto, son limitados, y en 1983 (menos de 10.000 millones de dólares) fueron tres veces menores que en el año 1979.
Si a esto se suma la generalizada corrupción a todos los niveles y el clientelismo de base étnica, la conclusión a la que parecen haber llegado los militares golpistas es la de que sólo cabe acabar con el sistema político y sustituirlo por uno nuevo. Un 40% del total del gasto público se perdía en el pago inflado de compras gubernamentales a contratistas que, a su vez, pagaban elevadas cantidades a funcionarios corruptos.
El petróleo
Aparte de las medidas de austeridad, el stablishment político nigeriano abogaba por una estrategia de salvación económica que pasara por la elevación de la cuota de producción de petróleo. El Senado pidió incluso hace algunas semanas que si la OPEP no aceptaba una cifra de dos millones de barriles diarios, Nigeria debía retirarse de la organización.El pasado mes de diciembre, la OPEP contestó que la actual situación del mercado no permitía la elevación de la cuota global de la organización -17,5 millones de barriles-, y que, por tanto, no cabía pensar en una elevación de la nigeriana.
El nuevo dirigente nigeriano, Mohamed Buhari, conoce bien el mercado mundial del petróleo y la propia OPEP, a cuyas reuniones ha asistido a menudo representando a su país.
Por lo demás, medios financieros internacionales vinculados al mercado del petróleo manifestaban ayer su preocupación ante las desastrosas consecuencias que podría tener una salida de Nigeria de la OPEP -aumento de la producción, hundimiento de los precios y un posible desmembramiento de la organización, si bien el propio Buhari, en su primera alocución radida, aseguró que Nigeria permanecerá en la organización de los productores y exportadores petroleros.
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