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La Comisión Episcopal de Pastoral afirma que sin terminar con el terrorismo no podrán resolverse otros problemas

"El principal peligro para la paz interior de nuestra nación proviene del terrorismo y la violencia. Sin terminar con él dificilmente podrán resolverse otros problemas internos". Ésta es una de las expresiones contenidas en una declaración que hizo pública ayer la Comisión Episcopal de Pastoral Social con el título Paz, armamentos y hambre en el mundo.Este documento es un adelanto de algunos puntos de un estudio más amplio que está realizando la comisión por encargo de la Conferencia Episcopal Española.

"Hoy, la humanidad", afirman los cinco obispos miembros de la comisión, "experimenta una división trágica, injusta y creciente, en la que los países ricos, todavía libres de la guerra, se enriquecen con más venta de armas, mientras que los pobres se empobre cen más adquiriéndolas, y ven morir a sus hijos a causa del hambre y de la guerra".

La declaración constata el aumento de las amenazas contra la paz y el crecimiento del potencial de las armas nucleares y el hecho de que esa "paz precaria ni siquiera existe en numerosas nacionis, por lo general pobres, de Centroamérica, de Asia, del Oriente Medio y de África, que padecen los estragos de una guerrá real".

Críticas al aumento de inversiones en armamento

Refiriéndose a España, los obispos señalan cómo la alternativa de la OTAN, las bases extranjeras, el tratado de no proliferación nuclear o de una futura nuclearización progresiva representan, entre nosotros, la repercusión de esos problemas mundiales.Los obispos dicen que las sumas invertidas en armamentos continúan incrementándose, mientras realizaciones o ayudas necesarias para la salud de la población y el subsidio a toda clase de marginados carecen de medios suficientes. "Y sigue sin llevarse a efecto el incremento, bien moderado, por cierto, de la ayuda pública española a los países en vías de desarrollo comprometida por España mediante acuerdos de rango internacional".

Tensión entre los dos bloques

Subrayan igualmente la creciente tensión de "los dos bloques antagónicos del Este y del Oeste", e indican que "la mayor preocupación de la Iglesia y de todos los hombres de buena voluntad, en estos momentos, proviene de la creciente tensión nuclear, que puede conducir al mundo a un holocausto de dimensiones incalculables.Recuerdan los prelados que la búsqueda de la paz es "un deber quebrota directamente del mandato de amor universal al prójimo, esencial en el mensaje de Jesucristo".

Y que de ese mandato "se desprende tanto la obliación y la urgencia de trabajar en favor del desarme bilateral de los antagonistas como el deber de solidaridad cristiana entre los hombres y pueblos y el de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos por parte de los gobernantes. Sólo mediante el cumplimiento de esos deberes podrán conseguirse la paz".

La declaración concluye "alentando a todos a realizar acciones cada vez más amplias y verdaderas en busca de la paz". Y con el propósito, por parte de los obispos, de "contribuir, en cuanto de nosotros depende, a que disminuyan las tensiones que hoy angustian a los hombres del mundo en que vivimos".

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