Bustelo
Desde hace unos días, y con motivo de las elecciones en la Complutense, el rector Bustelo se ha convertido en la bestia negra/ bestia parda del alumnado más de derechas, cuando se pone uno al loro por los bares de Argüelles, que son bares de mucho picar. Bustelo, ¿interventor del pueblo? Se están desenclavando los peores tópicos del antisovietismo franquista para clavar/ crucificar en ellos a las figuras mayores y menores del socialismo. Sobre esto del antisovietismo franquista, recuerdo lo que un escritor de estilo y cultura clásica le decía hacia 1950 a otro escritor de estilo y cultura clásica -en mi Trilogía de Madrid doy nombres y apellidos/apelativos-:-Con el esfuerzo que te has tomado en aparentar una falsa cultura podías haberte hecho una cultura de verdad.
Quiere decirse que, habiendo tantas razones para criticar/denunciar el sovietismo/estalinismo, nuestros periódicos de los cuarenta años cuarenta, por falta de información, se limitaban a atacar de mentira lo que podía ser atacado muy de verdad. Del mismo modo, el psocialismo reinante o azañismo coronado, como a veces me ha gustado decir, sin ninguna connotación peyorativa -es claro- para la Corona ni para Azaña, tiene fallos, desfallecimientos, hombres/error y otros hombres sobre/contra quienes puede ensañarse una crítica de la oposición callejera u organizada. Pues no. Por comodones, por camastrones, por gandulones, nuestros críticos espontáneos al sistema de los diez millones de votos -toda una España prestada- prefieren llamar "estalinista" a Bustelo o decir que Guerra está acabado/retirado/jubilado. Y que es un prosoviet. José Luis Guarner está realizando para TVE una serie de 21 capítulos (semanales) con el título de España: historia inmediata. Dada la calidad del realizador y la entidad del tema, esperamos mucho de esa serie, aunque no va de trascendental, sino de burlona. Por ella veremos cuántos comisarios políticos del franquismo había durante Franco. Hay quien ha pedido la dimisión/relámpago de Bustelo después de las elecciones universitarias, corrio si las instituciones no tuvieran sus normas, tempos y protocolos para cumplirse. Haya sido o no derrotado Bustelo en las elecciones de la Complutense o Idus de marzo que suelen caer por diciembre, lo que hay que hacer, en buena educación democrática, es dejar que la democracia camine a su paso. Pero los demócratas hechos en casa, en una noche, olvidan en seguida los usos y consumos del sistema, y piden la cabeza de un señor, con barba y todo, porque les fascina más la injusticia rauda que la justicia por su pie. No sólo quieren que caigan cabezas socialistas, sino que caigan rápidamente, al amanecer, rojas sobre el césped, inocente de rocío, del campus, y les encanta, sobre todo, tener una cabeza vistosa y capilar, como de institucionista, que clavar en la pica del demagogo/hechicero más brillante, para que la pasee en alto por toda la tribu, como la del primer blanco que se ha metido en la derecha/cacao, o sea, donde no debe. No sé si Bustelo ha ganado o perdido las elecciones, ni me importa, pero creo, en todo caso, que perder unas elecciones, universitarias, profesionales o generales, no es ocasión para que todo un reino de taifas/ tervilor comience a escupir sobre la cabeza con cuerpo de pica, exhibida a la puerta de la choza más concurrida de la tribu. Se espera y ya está. Si existe la seguridad, ya, de que Bustelo es un saliente, no hay por qué bailar en tomo de él la Danza del Fuego, la Danza de la Muerte, la Danza de los Siete Velos de la derecha con velo y peineta y, finalmente, el Bolero de Rayel.
Perder unas elecciones, si es que Bustelo las ha perdido, no es un fratricidio. Europa oriental, Cuba, Fidel Castro y los jardines colgantes de Babilonia no tienen nada que ver con esto. Ni siquiera me parece grave que Bustelo sea especialista en pensamiento marxista, aunque ya comprendo que podía haberse especializado en Vázquez de Mella por el mismo precio de matrícula. Y afeitarse.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.