El Gobierno francés negociará por separado con los partidarios de la enseñanza pública y la privada

El debate en torno a la enseñanza pública y la privada que se agudizó en Francia con el acceso de los socialistas al poder, en 1981, ha entrado en una nueva fase tras el anuncio público de que a partir del mes de enero próximo el ministro de Educación, Alain Savary, invitará a negociar por separado a los dos protagonistas de la eterna guerra escolar francesa: por un lado, los sectores confesionales católicos y, por otro, los sindicatos laicos de la enseñanza. Los católicos entienden que las proposiciones y el cambio de método negociador colocan a su enseñanza en una situación grave.En vista de que no ha podido sentar alrededor de la misma mesa a sus dos interlocutores, defensores de la escuela privada o pública, Savary convocará, a partir de enero y por separado, a unos y a otros para intentar llegar a un acuerdo. Además, dicha negociación no será global, sino que tocará sólo una parte de los puntos en litigio. A continuación se avanzará o no en la negociación de otros temas según el resultado de la primera confrontación.

Cinco temas serán tratados, algunos de ellos de simple solución. No ocurre así con el más importante de todos, el que se refiere a la reconversión en funcionarios del Estado de los profesores de la enseñanza privada. Los dirigentes de la escuela católica consideran que al suprimirles la libertad para contratar o destituir a su profesorado, dejando en manos del Gobierno esta prerrogativa, queda condenada la noción de escuela libre.

Otra cuestión espinosa es la participación de las colectividades territoriales en la financiación de la escuela libre, hecho en el que ésta última pretende ver la intención gubernamental de "integrarnos en un servicio de interés público". Los demás problemas que serían sometidos a discusión podrían ser más fácilmente resueltos, si es que los dos interlocutores del Gobierno aceptan esta vez la invitación al diálogo.

Hace ahora un año, Savary hizo la primera propuesta, que fue rechazada por los católicos, ya que la estimaban como una nacionalización camuflada de la escuela privada. El ministro de Educación volvió a insistir el pasado mes de octubre con una segunda oferta de reforma, basada, como siempre, en la creación de "un servicio público unificado y laico de la educación nacional" en el que, a su entender, la especificidad de la escuela privada se mantendría. Pero en dicha propuesta el término "inserción" de la escuela católica en la pública había desaparecido, y ello escandalizó a los partidarios de la enseñanza estatal, que fueron los que esa vez se negaron al diálogo tripartito.

El nuevo intento negociador del ministro de Educación francés parece que disgusta más a los responsables del sector privado. Sólo el 16% de la enseñanza primaria y secundaria en Francia es privado, lo que suma dos millones de alumnos. Esa enseñanza, en un 93%, está en manos de los religiosos. Según uno de los últimos sondeos especializados, el 71% de los franceses es partidario de la escuela privada subvencionada por el Estado.