La estadística y la historia
Ante la difusión concedida en su diario a un artículo de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (número 22, abril-junio de 1983, distribuida desde septiembre), otorgándole calidad de noticia actual, desearía que publicase algunas consideraciones al respecto.Ante todo, si se lee el tan aireado artículo, se concluye que han realizado una mala lectura del mismo. El propio autor, J. A. Rapado, ha matizado su análisis en declaraciones a medios de radiodifusión regionales. En definitiva, con su estudio sólo ha pretendido actualizar los datos sobre el tema migratorio y la evolución del empleo por regiones para destacar dos aspectos: que la crisis económica iniciada en 1973 ha rectificado los comportamientos migratorios de las dos últimas decadas, y que han adquirido un nuevo protagonismo las migraciones interprovinciales.
¿Qué significan tales conclusiones? Sobre todo, que los caminos, de la historia no están trazados de forma definitiva e irreversible. Ahí están los datos en ese mismo artículo: ha disminuido drásticamente la emigración en ambas Castillas; el País Vasco ha comenzado a ser expulsor de población; Cataluña va camino de perder su atracción, al igual que Madrid o la Comunidad Valenciana...
Y es que, además de haberse desenfocado el contenido del artículo, por su parte también el autor contribuye a la mitificación de la estadística. Sí no analiza las causas de las mi,graciones en las dos últimas décadas, ¿de qué nos sirven las series estadísticas? Los números sólo rellejan la superficie de los movimientos sociales, y, hay que contar, pero no basta con eso, sino que hay que profundizar en el por qué de las emigraciones,y por qué su cambio de rumbo. Así, conociendo sus causas, se podrá comprender este presente en cuya transfórmación precisamente estamos implicados todos los ciudadanos castellano-manchegos. Y no basta con culpar al Estado -como hace el autor-, porque en los movimientos históricos no hay culpables, sino agentes sociales y tendencias económicas.
Insisto, la Iástoria no está escrita ya, y menos porque los números de las dos últimas décadas nos sean desfavorables. El autor, Rapado, extrapola sus conclusiones. De la mera descripción cuantitativa da un salto en el vacío a conclusiones cualitativas, de tipo político, con consideraciones plenamente refutables sobre el porvenir autonómico de las dos Castillas y de Extremadura. ¿Es que acaso la demografía es la única variable que determina el porvenir de los pueblos? ¿Es que la demografía funciona como variable independiente, como deus ex machina que rige los destinos de la historia?
Sin duda, en este aspecto el au
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tor peca de cientificismo trasnochado, al transformar la tendencia de una variable -una sola de las miles de variables que condicionan el presente y el futuro- en ley inexorable e irreversible, cuando esto ni en las llamadas ciencias exactas se admite ya.
Sin embargo, la refutación de semejantes tesis no tenemos que hacerla sólo por escrito, sino sobre todo trabajando en y por nuestra región. En solidaridad con los demás pueblos de España y luchando en condiciones de crisis mundial. Eso exige esfuerzos conjuntos, pero no permite desánimos, porque los análisis intelectuales tal vez nos puedan incitar al pesimismo, pero la voluntad de transformación nos obliga al optimismo. / Consejero de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
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