Con el fin de

Despejar cualquier malentendido que pudieran suscitar las noticias publicadas en EL PAIS del día 8 de diciembre de 1983 sobre la situación, al parecer, creada en algunos centros hospitalarios con motivo del trágico accidente acecido en el aeropuerto de Barajas.Por lo que respecta al centro especial Ramón y Cajal, que tengo el honor de dirigir, le agradecería me permitiese dejar constancia de:

1. Inmediatamente de ocurrido el accidente se nos avisó desde el servicio de auxilio del aeropuerto y procedimos a enviar ambulancias y a disponer lo necesario para atender a los heridos, de manera que, aproximadamente a los 20 o 30 minutos estimamos que se hubieran podido recibir entre 30 y 60 accidentados.

2. Sin embargo, entiendo que, con buen criterio, ya que en alguna medida evitaba mayores colapsos en los otros hospitales, los donantes de sangre sí fueron remitidos prioritariamente a nuestro centro, estableciendo en él la posible distribución de ésta a otros en razón de las necesidades. Creo que debe quedar constancia escrita y público agradecimiento de la respuesta masiva a la llamada; en menos de dos horas acudieron más de 700 personas a donar su sangre. También debe de constar que a nadie se le despidió con malos modos, y si hubo algún tipo de déficit funcional fue, en todo caso, involuntario y causado, indudablemente, por el abultado número que hubo que absorber. /

Director del Centro Especial Ramón y Cajal.