Una sentencia injusta
El profesor Tomás Pollán, uno de los más ácidos, irónicos e ingeniosos compañeros de aquella época dulce y combativa de la facultad de Filosofia de la Autónoma, ha sido condenado, en reciente sentencia del Tribunal Supremo, a un año de prisión por delito de injurias al Ejército. Como un Sócrates menor, su ironía le vale su condena, por publicar en El Faro de Astorga cuatro artículos acerca de la ampliación del campo de tiro de Teleno.Lo preocupante no es tan sólo la sentencia, una más, al fin y al cabo, en la cadena de recortes a la libertad de expresión en la democracia socialista; lo que me inquieta es el carácter terriblemente reaccionario del Supremo, que, tras la absolución de la Audiencia Provincial de León y ante el recurso del fiscal, opta por la condena de un dudoso delito, sentando con ello, como se sabe, jurisprudencia.
Un estudio de la ideología política del Tribunal Supremo no dejaría de ser interesante, pero es, por desgracia, impublicable. ¿Quién se atrevería ante tales actuaciones a arrojar la primera piedra? Una reforma de la Magistratura parece necesaria, pero es, por lo que se ve, impracticable. ¿Quién se atreve a poner el cascabel al gato? Mi propia carta puede ser considerada cuerpo del delito, esta vez bajo la acusación de injurias y desacato al Supremo. En cualquier caso, vaya desde aquí un abrazo solidario al profesor Pollán. /
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