Mitterrand quiere que los neutrales y 'no alineados' medien entre el Este y Occidente en Estocolmo
El presidente francés, Mitterrand, concluyó el sábado la visita oficial más espectacular que un jefe de Estado ha hecho a Yugoslavia desde la muerte de Tito, hace tres años. Durante sus tres días de estancia, Mitterrand ha insistido en la necesidad de que los países europeos neutrales (Austria, Finlandia, Suecia, Suiza, San Marino y Liechtenstein) y los no alineados (Yugoslavia, Malta y Chipre) se apliquen a fondo en preparar el terreno para un diálogo Este-Oeste en el único foro internacional abierto, la Conferencia para el Desarme en Europa, que comienza en la capital sueca en enero.Sin embargo, lo que más les preocupaba a los tres ministros económicos yugoslavos que dialogaron con sus homólogos galos es la ayuda económica que Yugoslavia podría encontrar para aliviar de forma inmediata su enorme crisis de endeudamiento y déficit de energía eléctrica. A ello se refería el presidente yugoslavo, Spiljak, cuando declaró que las palabras deben ir respaldadas por "las sustancias".
Entre las sustancias figuran los cuatro barcos de 35.000 toneladas que Fiterman, el ministro comunista de Transportes del Gabinete Mitterrand, adquirió a los astilleros de Rijeka a precios enormemente competitivos respecto. a los que rigen en Francia. Los yugoslavos han respondido comprando cinco Airbus, avión en el que un pequeño porcentaje es de construcción española, para sustituir los Boeing anticuados de su flota. Por otra parte, yugoslavos y franceses tienen ya una idea precisa sobre la rentabilidad de una central nuclear de tecnología gala, que contaría con la competencia de ofertas soviéticas.
En el terreno político, los ministros de Exteriores, Claude Cheysson y Lazar Moysov, permanecerán en contacto para preparar la reunión de Estocolmo sobre desarme. Mitterrand ha llegando a una Yugoslavia preocupada por la base de euromisiles de crucero que la OTAN instala en Sicilia, cuya única meta sólo pueden ser los Balcanes del Pacto de Varsovia, comprometiendo así a Yugoslavia, al transformar el país en ruta de tránsito aéreo para cargas nucleares. El presidente recibió a ancianos de más de 90 años, supervivientes del Ejército serbio que durante la primera guerra mundial fueron los grandes aliados de Francia.
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