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Más Olarra

Luis Olarra es a la política española actual lo que los graciosos al teatro clásico. Un señor gordo, con honrado aspecto de mesonero, que sale de vez en cuando a decir que no hay huevos fritos y a soltarles cuatro verdades al personal y al héroe. El que lleva todo esto a la sublimidad es Cervantes, naturalmente, haciendo una especie de demagogia de los refranes con Sancho Panza. Pero Sancho, más pegado al huevo que al fuero, se repite recurrentemente en la vida española. El último es Luis Olarra, con quien hemos ido de cabarets en Madrid, a ver a Catherine Bassetti, cuando ella me amaba/me amaba, con Jesús Picatoste, Leguineche y toda la basca. De eso ya hace un tiempo. Vengamos a lo de ahora, que dice también el clásico. Olarra acaba de manifestarse: "El Gobierno ha obtenido una victoria política a costa de la seguridad de los ciudadanos". Se refiere, naturalmente, a la sentencia de Rumasa. Yo miro por la calle y es que no veo a los ciudadanos más inseguros que antes con la sentencia del Tribunal Constitucional, porque los ciudadanos no suelen llevar una Rumasa expropiable en el bolsillo del loden, ni las Torres de Colón ni siquiera una abeja que les pique. Olarra, un hombre que partió de la nada, un obrero vasco que ha hecho su capital golpe a golpe, duro a duro, verso a verso, como su paisano Blas de Otero (que no hizo ningún capital, el pobre), hace mal en mezclarse en el caso Ruiz-Mateos, ya que su causa industrial es mucho más limpia, está a salvo de peligro, por el momento, y, si bien ha atravesado coyunturas malas, su conflictividad/ilegalidad no tiene nada que ver con el gigantesco caso, alto como una torre -dos- de Rumasa. Pero Olarra no ceja, porque el caso es escribir artículos, aunque uno no sea del oficio (los del oficio los escribirnos ya con cierto oficio). "El Gobierno sale fortalecido, pero el sistema constitucional, como garantía de los derechos individuales, no puede decirse que ha resultado fortalecido". Mira,Luis, te lo digo como si estuviéramos en un palco de Pasapoga viendo a Catherine Bassetti, felices tiempos de Crazy Horse: no se dice que "ha resultado fortalecido", sino que haya resultado fortalecido. El verbo haber, en castellano, y tú no has tenido tiempo de estudiarlo, porque desde muy temprano tuviste que ganarte la pela (aquella foto de Catalán, tú contra una tapia, con gabardina, y un fondo de gabarras bilbaínas, como una nublada novela de Zunzunegui), el verbo haber, digo/decía, Luis, amor, tiene tantas y tan elegantes variaciones en castellano que tú, hijo del vasco, lengua no romanizada, no has podido aprenderlas todas. Recuerda el desnudo lírico de Catherinne, recuerda nuestros encuentros de Barcelona, y recuerda lo que te dice un viejo maestro/alumno en gramatiquerías: queda mejor: no se dice que el Gobierno ha resultado fortalecido, sino que haya resultado fortalecido. Os creéis que porque sabéis hacer trenes de laminación lo sabéis hacer todo. Y una columna de Prensa o un artículo de la Constitución es tan complicado, o más, que un tren de laminación. Luis, por todo Madrid busco la mirada gris de mi hombre, que eres tú, pero no te pongas a hacer artículos en favor de Ruiz-Mateos, porque es que te lo beneficias vivo, a no ser que sea eso lo que te propongas. Viene la televisión italiana a verme y pienso contarlo, Luis, lo siento, pienso contar que hay un empresario que con su mala sintaxis pretende defender a otro empresario. Dijo Valéry que "la sintaxis es una facultad del alma". No de tu alma con gabardina, claro. "El ministro de Justicia se frota las manos, satisfecho por la vía progresista". Ni los ministros de Justicia se frotan las manos, a poco en que se tengan, Luis, amor, ni la vía progresista es de momento otra cosa que una vía muerta. Conozco tu capitalismo salvaje y su salvajismo personal, y los admiro, como admiro siempre al hombre de acción, pero no tienes necesidad de añadir tu mala sintaxis a la mala economía de Ruiz Mateos.

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