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España no tendrá que firmar el Tratado de No Proliferación para entrar en la Comunidad Europea de la Energía Atómica

Andrés Ortega

España no tendrá que firmar el Tratado de no Proliferación de armas nucleares (TNP) para ser miembro de la Euratom (Comunidad Europea de la Energía Atómica), la tercera de las comunidades europeas. La CEE fijó ayer, según fuentes comunitarias, una postura de negociación sobre este capítulo, que España podría aceptar el próximo martes en Bruselas. Aunque se establecerán rígidos controles sobre las actividades nucleares en España, ésta no renunciaría ni a sus usos militares no explosivos (a saber, submarinos de propulsión nuclear) ni a fabricar armas nucleares, aunque respecto a estas últimas declarara recientemente el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, que "no tenemos planes para ello".El llamado grupo de adhesión que prepara en la CEE las negociaciones con España llegó ayer finalmente a un acuerdo sobre el problema del control, aunque indiscutiblemente tendrá que recibir la autorización de los ministros de la Comunidad. El texto acordado dice que "un sistema de seguridad equivalente al previsto por el aberdo 78/164 Euratom (acuerdo de verificación) será aplicado en España a todas las materias brutas y a todos los productos fisionables especiales en todas las actividades nucleares ejercidas en su territorio, bajo su jurisdicción o ejercidas bajo su control en cualquier lugar, con las únicas excepciones previstas en el acuerdo de verificación".

Este texto, que supone un rígido control sobre España, deja abierta una puerta, al señalar a continuación que el sistema de control habrá de ser definido en un acuerdo específico trilateral entre España, Euratom y la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA, con sede en Viena), que será negociado en cuanto España ingrese en la CEE e idéntico al acuerdo de verificación de Euratom, con la salvedad de que España no es parte del TNP. Es decir, como pedía España, se le permitirá tener un acuerdo específico.

El caso español había planteado problemas especiales, al poder convertirse en el único país de la CEE que no posee armas nucleares pero que tampoco ha firmado el TNP. Si España lo firmara cambiaría la situación, pero entre tante España no renuncia a la posibilidad de fabricar los elementos de una bomba nuclear, si bien aceptaría los mismos controles que otros países -con excepción de Francia y Reino Unido- de la CEE.

En cualquier caso, este capítulo sólo afectaría a las armas de fisión -vulgarmente llamadas atómicas-, como las que fueron usadas en Hiroshirna y Nagasaki. Así, España se sometería a las inspecciones de la AIEA para el plutonio, ya sea en las centrales nucleares o en la caldera de un eventual submarino de propulsión atómica. Pero desde luego España no renuncia a la bomba de fusión -de hidrógeno-, mucho más poderosa, prohibida para los países no nucleares firmantes del TNP.

Vigilancia inaceptable

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Así, ha sido aparentemente superada la petición holandesa de que España firmara el TNP antes de ingresar en la CEE. España ha logrado imponer su tesis de que el TNP no forma parte del acervo comunitario. El TNP fue un acuerdo que impusieron en 1968 las dos superpotencias para evitar que otros países que no poseían entonces armas nucleares iniciaran su fabricación. A cambio se ofrecía ayuda para el desarrollo de energía atómica con fines pacíficos. Como en una ocasión señaló un diplomático español, "el TNP es un tratado impuesto por las superpotencias que impone inaceptables y draconianas medidas de vigilancia".

114 países han suscrito el TNP. Entre los que no se han adherido a este tratado figuran, además de España, China y Francia (que poseen armas nucleares), India, Israel, Brasil, Pakistán, Suráfrica y Argentina. Según la revista Newsweek, España podría tener la bomba atómica en seis años, como Australia, Brasil, Dinamarca, Irak o Taiwan. Egipto y Libia tardarían 10 años. Naturalmente, si España tiene la tecnología para desarrollar la bomba atómica, hay dudas sobre sus posibilidades para fabricar una bomba de hidrógeno.

Además de motivos de principio para no adherirse al TNP, el interés español en estos momentos en el uso militar de la energía atómica estriba en la propulsión nuclear. Morán se ha declarado personalmente partidario de que España construya submarinos de este tipo, tras haber analizado la actuación de estas naves, por parte británica, en el conflicto de las Malvinas, que impidieron una actuación eficaz de la flota argentina.

La propuesta de acuerdo sobre Euratom plantea algunos problemas, que se recogen en el proyecto de declaración de la comunidad, de cara a Australia, importante suministrador de materia nuclear para la CEE. En principio, según el acuerdo entre Australia y la CEE de 1981, aquélla sólo proporciona material a los países que han firmado el TNP o el acuerdo de verificación de la AIEA.

Francia dispone de un acuerdo especial por el cual se ejerce un control sobre sus centrales nucleares, pero no sobre sus actividades militares, lo que ha llevado a un enfrentamiento entre franceses y australianos a raíz de explosiones experimentales provocadas por Francia en el Pacífico.

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