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El Circo Imaginario presenta hoy un espectáculo donde la poesía sustituye al riesgo

Dentro de la programación que el Centro Dramático Nacional, que dirige Luis Pasqual, ha destinado esta temporada a la sala Olimpia de Madrid, se presenta hoy el Circo Imaginario de Victoria Chaplin -una de las hija de Charles Chaplin y Oona O'Neil- y Jean Bapitiste Thierrée, que permanecerá en cartel hasta el día 8 de enero próximo.

El Circo imaginario fue fundado en 1971 bajo el impulso del actor y director francés Jean Vilar, con el fin de incluirlo dentro del festival internacional de teatro de Avignon, que él dirigía entonces. En aquella época el Circo Imaginario estaba formado por 30 artistas y un numeroso conjunto de animales domesticados. Actualmente solo queda n dos personas y muy pocos animales.A cambio de esta drástica disminución de nómina humana y zoológica, el Circo Imaginario pretende haber ganado en lo que considera su primer y principal signo de distinción, que es el triunfo de la imaginación sobre el riesgo y de la sutileza sobre la fuerza. En los últimos años, el espectáculo ha adquirido una considerable fama y es requerido continuamente por festivales de teatro y salas de prestigio europeas.

Thierrée y Chaplin, que son matrimonio en la vida real, han elaborado y puesto en práctica una nueva concepción del circo, en la que desaparece la estridencia y el peligro, obligatorios en el espectáculo circense habitual, y en cambio se potencian los elementos poéticos, en los que la sorpresa viene dada a través de imágenes, emociones y sensaciones, originadas en la complicidad que se establece entre Thierrée y Chaplin por separado y entre ellos y el público. Ambos crean múltiples personajes. Thierré crea tipos directos e irónicos, con los que caricaturiza contínuamente el mundo del circo convencional y busca las risas del público. Por su parte, Victoria Chaplin encarna personajes líricos, mudos, extraidos de cuentos fantásticos, y busca la sontisa del público.

Elaboración escénica

El choque entre uno y otra es complementario y requiere gran elaboración en la puesta en escena, hecho que parece ser una constante de los intentos actuales de renovación del espectáculo de circo tradicional, en el que por lo general hay escaso afinamiento en la puesta en escena.En este aspecto, Thierré y Chaplin pretenden cuidar los aspectos plásticos, los cambios de ritmo, la música y la iluminación, con objeto de ofrecer un espectáculo total, que no oculta la procedencia del teatro y de la danza de los dos únicos integrantes de la troupe, que se encargan no solo de la realización de los números cara, al público, sino de su montaje, escenografia, iluminación, vestuario, música, así como de los muchos aspectos complementarios de un trabajo de este género

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