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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cherubini y Puccini, diferentes maneras de entender lo religioso

La visita de la Orquesta y Coro Gulbenkian, dirigidos por Claudio Scimone, ha constituido un éxito doble: por el interés del programa y por la calidad de las versiones. Tras una vivacísima obertura de Marcos Antonio. de Portugal para Il Ducadi Foix, pudimos escuchar el Requiem en do menor, de Cherubini, y la Misa de gloria, de Puccini. Anotemos, de entrada, el éxito de las formaciones portuguesas, tan grande que el público de los viernes no estuvo remiso en los aplausos y bravos.

En el Requiem en do menor, escrito en 1816 para ser interpretado al año siguiente en la conmemoración religiosa de la muerte de Luis XVI, Luigi Cherubini alía una expresión dramática concentrada y de gran intensidad con una sencillez de procedimientos admirable. Partitura de madurez, brillan en ella, igualmente, una tersa escritura contrapuntística, una matización colorista en la que juega papel importante la contrastada dinámica y, en fin, una sabia coordinación de las voces mixtas y la orquesta que, en ocasiones, nos anticipa no sólo la Misa solemne de Beethoven, sino el mismo Requiem de Verdi.

Obras de Marcos Portugal, Luigi Cherubini y Giacomo Paccini

Orquesta y Coro Gulbenkian, de Lisboa. Director: Claudio Scimone. Solistas: P. Ballo, tenor, y J. Chaminé, barítono. Teatro Real, Madrid. 9, 10 y 11 de diciembre de 1983.

La visión del Dies irae, la austeridad en todos los aspectos (melódica, armónica, polifónica), hacen del Requiem en do menor algo que supera la formidable marca. anteríor del propio Cherubini (la Misa solemne es de 1811) y sirve de modelo a compositores posterioes. Scimone hizo una versión preciosa: transparente, incisiva, siempre elevada, la música cherubiniana conmovió a todos.

No fueron menos los méritos de orquesta, coros y maestro en la interesante Misa de gloria, escrita por Puccini en 1880. Faltan cuatro para la primera ópera del músico de Lucca y 16 para la explosión de La bohème. Aunque se trate de una partitura temprana, no faltan bellezas en la Misa de gloria a lo largo de un discurso de perfecta vocalitá; a veces nos sorprenden hallazgos como los del Agnus o alguna de las partes del Credo. Música de ágil vuelo, fue así entendida por los intérpretes, tanto las formaciones coral y sinfónica como los solistas Pietro Ballo, tenor de voz clara y estilo adecuado, y Jorge Chaminé, barítono de timbre muy bello y fina musicalidad.

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