Marín y el incidente con Solchaga
A lo largo de estos días he venido afrontando una serie de descalificaciones personales e injurias provenientes de miembros de la Administración. El apoyo personal y sindical que he recibido de CC OO ha sido y es para mí más que suficiente.Sin embargo, no puedo dejar de contestar a un editorial de su periódico, en el que se me alude personalmente, dando a entender que he utilizado "el engaño o la confusión". Como el que calla otorga, he de dejar claro que ni he engañado ni confundido a nadie. No he dado ningún compromiso que no cumpliera. Otros sí lo han hecho, en cambio.
a) El Ministerio de Industria suspende, arbitraria y unilateralmente, la reunión de la comisión de seguimiento siderúrgica del día 3, convocada por acuerdo, pretextando la solicitud de CC OO de que durante la negociación de la ley no se tomaran medidas administrativas de empleo irreversibles. Nunca solicitamos ni aceptamos suspender negociaciones (el mismo día 3 se celebraba una reunión del sector de aceros especiales convocada en las mismas condiciones).
b) El Ministerio de Industria, inexplicablemente, utiliza durante casi una hora a la policía como intermediaria con los sindicatos, hasta que conseguirnos acceder al despacho del subsecretario. El único compromiso adquirido en ese momento para permitir que se incorporaran a la reunión el resto de los compañeros fue el de, que no ejerceríamos presión "para constituirnos en comisión de seguimiento", cosa que no hicimos.
c) Nos limitamos a reclamar respuesta a un más que razonable planteamiento sindical. El portavoz del ministerio la niega e interrumpe airadamente la reunión, amenazándonos con la expulsión por la policía, lo que se produce ante nuestra negativa a dar por terminada una reunión en esas condiciones.
d) El poder ejecutivo se ha erigido en juez de mi proceder y me ha condenado sin juicio a la repulsa pública. También condena a CC OO a no participar en una negociación a la que tiene derecho. Y, es más, interpreta a su modo la Constitución. La razón real del veto es conocida en boca de sus portavoces: no negociará con CC OO mientras, simultáneamente, presione. Cualquier sindicato sabe que, para serio, debe combinar ambas cosas. Y nuestra norma suprema no exceptúa en ninguno de sus artículos el ejercicio de los derechos de acción sindical mientras se negocia, ni con el Gobierno ni con la patronal.
Estas actitudes gubernamentales son demostrables, están ahí. Mi actuación personal, que se pone en entredicho por su editorialista, se enjuicia creyendo al Gobierno, que no ha probado nada. Es posible que se hubieran evitado equívocos de haber accedido el subsecretario a nuestra petición de que la Prensa estuviera presente en la reunión del día 3, como es costumbre en todas las reuniones de siderurgia. No fue así, sino que su negativa fue absoluta.
Así las cosas, puede ser su palabra contra la mía. ¡Dichoso el tiempo en que no tenga por qué ser más creída la palabra de un ministro que la de un representante sindical! / Secretario general de la Federación del Metal de CC OO. .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.