Medievalismo para la juventud catalana
Me da risa cómo nuestros políticos plantean la política juvenil. En primer lugar porque no son jóvenes los que la deciden. Pongo un ejemplo: la Generalitat organiza cursillos, campos de trabajo y viajes para un número pírrico de jóvenes, y sin plantearse ningún rollo alternativo se quedan tan contentos.Es paradójico cómo Enric Puig, que realizó una tarea encomiable como fundador de la entidad privada Servei de Colónies i Vacances, ascendió a su dirección general con toda la carga paternalista y confesional del antiguo puesto. Y ahora le tocaba gestionar unas actividades juveniles que tenían que haber sido autónomas.
En la política de locales se ha expulsado a los grupos que anteriormente estaban en los locales del Ministerio de Cultura para organizar servicios centralizados de la Generalitat. A los grupos juveniles se les van dando subvenciones anuales y así les queda limpia la conciencia.
Yo pregunto: ¿se ha estudiado el fenómeno punk, la new wave, el movimiento ecológico, la libertad sexual, el pacifismo, desde la dirección general? ¿Se han planteado debates generales entre los jóvenes catalanes y las instituciones para discutir de los problemas cotidianos, como son el paro, la marginación, el pico ... ? Una vez más la burocracia se limpia la conciencia utilizando a los jóvenes organizando excursiones. Es aquello de "qué buenas son las hermanas ursulinas, que nos llevan de excursión". Por ejemplo, ¿cuántos cómics hechos por verdaderos jóvenes ha publicado la Generalitat?El patemalismo, el confesionalismo, la táctica chiruca o boy scout han quedado atrasados con el tiempo. Por eso tenemos una Generalitat histórica, anacrónica, vieja y pureta. Es mucho más moderno Tierno que Enric Puig. Pujol se buscó un séquito medieval para tratar de un problema que está tan lejos como el de los jóvenes. / .
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