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El cierre del estrecho de Ormuz perjudicaría, incluso, al propio Irán del 'ayatollah' Jomeini

El ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica, Sepah Pasdaran, la fuerza aérea y la marina de guerra de la República Islámica de irán -en guerra con Irak desde hace más de tres años- preparan a marchas forzadas un eventual bloqueo del estrecho de Ormuz, en la desembocadura del golfo Pérsico. Todo apunta a corroborar esta hipótesis, que se da como probable en medios diplomáticos occidentales de los Emiratos Arabes Unidos, que, por otra parte, dudan de que el cierre del estrecho pueda prolongarse demasiado. Según estos medios, Irán trataría por todos los medios de convertir el bloqueo de Ormuz en una prueba de su fortaleza política, derivada de la posición preeminente que en la zona le da poseer más de 2.000 kilómetros de costas iraníes sobre el golfo Pérsico, sobre el mar de Omán y sobre el océano Indico.

Según fuentes de la inteligencia británica citadas por un semanario londinense, unidades especiales de los Guardianes de la Revolución Islámica están siendo desplegadas a lo largo de las islas de Ormuz, Jarireh-ye Laraki, Henqm, Abu Mussa, Gran Tomb, Pequeña Tomb y Lavan, en las inmediaciones de la boca del golfo, donde las fuentes citadas aseguran que existen pistas aéreas en las que se hallan estacionados aviones de reconocimiento tipo P-3F Orión y helicópteros SH-3D y RH-53, dotados de armas para la lucha antisubmarina y contra minas. De acuerdo Con los medios citados, la base portuaria iraní de Bander Abas, que también cuenta con un importante aeropuerto en sus inmediaciones, registra una gran actividad en los últimos días, consistente en la concentración allí de numerosos aviones F-14 Tomcat, F-4 Phantom y F-5, así como aviones de transporte C-130 Hércules.Los observadores destacan el hecho de que, en un eventual cierre del estrecho, Irán empleará a tope sus aviones F-14 Tomcat, provistos de cohetes Phoenix. Este avión, fabricado por Grumman y con un coste aproximado de 17 millones de dólares por cada unidad (unos 2.600 millones de pesetas), es un verdadero radar volante y goza de una precisión artillera que le permite alcanzar blancos, sin error apreciable, a 200 kilómetros de distancia. Un total de 79 de estos aparatos fueron entregados al sha Reza Pahlevi de Irán en diciembre de 1978, dos meses antes del derrocamiento del trono del Pavo Real y del acceso al poder del ayatollah Jomeini. La entrega de estos aviones al Irán imperial fue precedida por laboriosas gestiones de Henry Kissinger en Washington y en Teherán meses antes, con el respaldo de Richard M. Nixon.

Aviación iraní

Según fuentes diplomáticas de Abu Dhabi, Irán puede tener capacidad para poner en vuelo 32 de los 78 F-14 Tomcat con los que cuenta. Al comenzar la guerra irano-iraquí, en septiembre de 1980, fuentes occidentales consideraban que Irán únicamente podía poner en vuelo nueve de estos aparatos. La importancia de estos aviones se halla determinada por su elevado grado de sofisticación, su enorme puntería y su versatilidad. Otras fuentes creen que Irán ya está dotado de infraestructura electrónica para poner en vuelo al menos 50 de estos aparatos, mediante tecnología microelectrónica procedente del Próximo Oriente.

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Algunos analistas creen que si Irán decidiera cerrar el estrecho de Ormuz, por donde circula entre la sexta y la quinta parte del petróleo que abastece a Occidente (el 90% del que llega a Japón y Australia), podrá utilizar una lancha suministrada por Libia el 15 de julio de 1981 y que puede ser accionada a distancia por control remoto, capaz de hacerla detonar. Es de destacar, asimismo, que en caso de un despliegue sorpresa de una división de actuación inmediata extranjera para evitar el bloqueo de Ormuz, por el puerto iraní de Bandar Abas, al otro lado del estrecho, Irán podrá contar también con numerosas unidades especiales de Pasdaran, así como con artillería ligera en abundancia y buena parte de los 190 carros de combate del tipo T-54, T-55 y siete del tipo T-62 enviados por el régimen aliado libio en julio de 1981, según una información publicada entonces por el diario londinense The Daily Telegraph.

Fuerza aérea iraquí

Irak, por su parte, ante el eventual bloqueo, podrá utilizar también su fuerza aérea, que, a lo largo del conflicto, ha mostrado capacidad de iniciativa y destreza. Hoy la aviación iraquí, constituida principalmente por distintos tipos de Mig soviéticos, cuenta también con los cinco aviones franceses Super Etendard entregados a Bagdad el pasado 8 de octubre y dotados de proyectiles Exocet. Uno de estos cohetes fue, precisamente, según el patrón del buque griego Antigoni, el causante del hundimiento de este mercante en aguas próximas a la isla de Jariq a principios de esta semana. Reiteradamente Irán ha anunciado que, si la aviación o la artillería iraquíes bombardean la terminal petrolera iraní de Jarq, cerrará el estrecho de Ormuz. Por eso, el hundimiento del buque griego, que fue seguido, según Irak, por el hundimiento de otros seis buques más, permite abrigar la sospecha desde Dubai de que Irán puede proceder sobre la garganta de Ormuz en las próximas fechas.

No obstante, otros medios diplomáticos y observadores dudan de que Irán sea capaz y que además esté convencido de la conveniencia de cerrar el estrecho. Estos medios aseguran que el canal es vital para las exportaciones de petróleo iraní, así como para la mayor parte de las importaciones que Irán recibe, por lo cual un cierre le acarrearía más daños que beneficios. Sin embargo, otros argumentan que el bloqueo provisional de Ormuz por parte de Irán puede causar tal caos económico y comercial en Occidente que, aunque durase sólo una semana, evidencian a la fuerza iraní a la hora de realizar exigencias a Occidente. Una de éstas sería, con certeza, la cabeza de Sadam Husein, presidente de Irak, cuyo estado mayor le ha aconsejado detener a Jomeini mediante el arrasamiento de su pulmón económico de la terminal de Jarq.

En medios navales del puerto de Dubai ha causado sorpresa la decisión de la Asociación Japonesa de la Marina Mercante de apoyar a los marineros que se nieguen a viajar a la terminal iraní de Jarq. Esta decisión de la asociación naval nipona, que agrupa a más de 130.000 marineros japoneses, puede ser el origen de una cadena de renuncias a viajar a la zona septentrional del golfo Pérsico, donde se halla la isla de Jarq. También puede implicar el inicio de un aumento de las primas aseguradoras de las grandes empresas británicas, lo cual aparejaría un encarecimiento de los fletes y de los tránsitos de buques por esta zona, con un evidente, encarecimiento del precio del crudo, derivado del encarecimiento de los transportes.

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