Misoginia

Strindberg, otra vez, y su misoginia. Con la ayuda de Jesús Yagüe (versión libre), Nela (de Los acreedores) tiene algunos rasgos de los que hoy se atribuyen al feminismo: su trabajo, su libertad, su independencia con respecto al marido. Ya ha destrozado dos, y el primero vuelve para terminar de hundir al último. Monólogos contra la trampa del amor, contra la desesperanza (para el hombre) en el matrimonio, lamentaciones acerca de la mala inversión que es entregarse a una mujer...La libertad de la versión de Yagüe ha sido tan respetuosa como para dejar bastante ambigüedad en situación, psicología y algunos datos, lo suficientemente abreviadora como para dar más inverosimilitud a las transiciones de carácter.

El montaje está hecho para ser transportable fácilmente y emigrar. El escenógrafo lo decora en blanco y negro, con un juego de espejos como fondo sobre una cámara negra. Y los actores lo interpretan con mucha literalidad: el atormentado, débil y vencido, es Jaime Blanch; el vengativo, pero también destrozado, es Enrique Ciurana, y la "mujer fatal", Luisa Fernanda Gaona. Puede dar una impresión de lo que supuso Strindberg.