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La costosa restauración de la Capilla Sixtina será financiada por una televisión japonesa

Juan Arias

La imponente y costosa restauración de los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina han encontrado un mecenas: la Nippon Television, que es la red privada más importante de Japón. El contrato entre la televisión japonesa y los museos vaticanos había sido firmado ya el 3 de abril de 1982, pero sólo en estos días se ha hecho pública la noticia. Al parecer, el acuerdo se fraguó en Tokio durante el viaje de Juan Pablo II a Japón.

La colaboración de la red privada de televisión más importante de Japón, la Nippon Television, con el Vaticano, se inició con el viaje de Juan Pablo II a aquel país. Ya entonces la cadena de television había contribuido a los gastos del viaje a cambio de poder recoger en exclusiva algunos de los momentos más significativos de la visita del Papa.Esta vez el contrato es más importante. Se trata de 13 años de trabajo por parte de los restauradores vaticanos. Los japoneses pagarán 200 millones de pesetas al año, más un total de 450 millones de pesetas al Vaticano.

Como compensación, la Nippon Television ha obtenido la exclusiva absoluta de todas las imágenes de las diversas fases de la delicada y compleja obra de restauración de la Capilla Sixtina durante estos 13 años.

Y los japoneses no han perdido tiempo. Han hecho ya varios kilómetros de película y disparado más de 10.000 fotografías. A quienes les han dicho que se trataba de un mecenazgo un poco particular, los japoneses de la Nippon Televisión han respondido: "De algún modo teníamos que resarcirnos de nuestra generosidad".

En el contrato ha quedado, sin embargó, muy claro que la exclusiva de los trabajos de restauración de la impresionante obra de Miguel Ángel la tienen los artistas del Vaticano. Nadie podrá intervenir en dicha operación, ni directa ni indirectamente. Los japoneses tienen sólo la exclusiva de la imagen.

Con este trabajo, según Fabrizio Mancinelli, uno de los expertos vaticanos, se ha podido conocer Tejor cómo trabajaba Miguel Angel. Y la mayor sorpresa ha sido el descubrir que el pintor no usó los cartones para la preparación de los frescos. Usaba directamente el pincel para hacer el contorno de las figuras en negro, que después rellenaba de color. En estos frescos, bajo la costra de suciedad y de colas añadidas en los siglos XVI y XVII existen colores auténticos y puros que. demuestran las relaciones con Pontorno y con Rosso Fiorentino.

No existen ya dudas de que los colores de la Capilla Sixtina después de dicha restauración serán "prácticamente irreconocibles", afirman los expertos. Sin embargo, añaden que hasta ahora han recibido sólo aplausos de los mayores restauradores del mundo, y que cualquier artista o autoridad en la materia que desee examinar la calidad y seriedad de las obras de restauración que se están llevando a cabo con tanta meticulosidad pueden hacerlo libremente, "subiendo por el mismo tipo de andamiajes que había usado Miguel Ángel", han afirmado los responsables de los museos vaticanos.

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