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Reacciones a la carga contra representantes pacifistas

Las 'actuaciones contundentes' se repiten

Los hechos que la policía protagonizó el domingo en Bilbao cuentan con un precedente inmediato en la violenta disolución de la cadena humana que hace 10 días intentó, también en Bilbao, unir los gobiernos civil y militar en una manifestación de claro signo pacifista, reproducida con anterioridad en las principales capitales europeas. Engarza, por otra parte, con una serie de actuaciones policiales que han tenido lugar en los últimos meses en Euskadi y que han llevado a las fuerzas políticas vascas a exigir la dimisión del ministro del Interior José Barrionuevo.En Rentería, varias decenas de personas resultaron heridas el 23 de julio por elementos de la policía vestidos de paisano que disolvieron, utilizando esposas y palos, a una multitud, en la que se mezclaban manifestantes de HB, que esperaba el lanzamiento del cohete que da inicio a las fiestas de Las Magdalenas. Tres semanas más tarde la policía protagonizó en San Sebastián una serie de cargas juzgadas indiscriminadas por las fuerzas políticas.

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El gobernador civil de Vizcaya asume la responsabilidad de la violenta actuación policial del domingo en Bilbao

Un presunto activista de ETApm, José María Olano, fue hospitalizado con cortes y hematomas en todo el cuerpo, 24 horas después de ser detenido por miembros de la Guardia Civil adscritos a la comandancia de San Sebastián. Más recientemente, medio centenar de militantes y simpatizantes de Euskadiko Ezkerra fueron detenidos, y posteriormente puestos en libertad sin cargos, en una redada policial desarrollada simultáneamente en las provincias vascas. Algunos de estos detenidos, sometidos a la ley antiterrorista, denunciaron haber sido torturados. Hace varias semanas la Guardia Civil detuvo, de madrugada, a punta de pistola a los vecinos que se encontraban en dos bares de Tolosa. Los detenidos afirmaron haber sido humillados, golpeados y amenazados de muerte durante las horas en que permanecieron en el cuartel de la Guardia Civil, con las manos en la nuca y de cara a la pared.

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