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Crisis en el Mediterráneo oriental

"Aquí, el odio es hereditario"

La población turca de la isla mediterránea de Chipre está unida por el convencimiento de ser irreconciliables con sus vecinos griegos del sur de la isla. Los 300 turcos asesinados en 1963 por el grupo fascista griego EOKA-B están todavía presentes en la mente de la comunidad que en 1974 vino a refugiarse en el tercio norte de la isla."En Occidente, las cosas se olvidan, pero aquí el odio es hereditario, y el padre se encarga de recordarle a su hijo que los griegos le mataron a un hermano, y así generación tras generación. Nosotros nunca olvidaremos", explica un ciudadano turco-chipriota en la frontera de los 60 años. "Sólo estando separados es posible evitar que acabemos matándonos", viene a opinar la mayoría de la población de la zona norte.

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La declaración de independencia de los turco-chipriotas pretende demostrar su inequívoca voluntad de autogobierno

Es prácticamente unánime, por tanto, la voluntad de autogobierno, aunque reconozcan que son necesarias relaciones económicas entre ambas comunidades y una cierta identificación en política exterior.

Un destacado comerciante de Nicosia se queja amargamente del embargo económico al que el Gobierno greco-chipriota tiene sometido a los turcos de la isla. "En nuestros aeropuertos", dice, "no puede aterrizar ningún avión, a excepción de los de Turquía, por lo que nuestras empresas turísticas están arruinadas, los créditos internacionales concedidos a Chipre se quedan en el lado griego, nuestros bancos no tienen reconocimiento internacional".

Un joven socialista teme, por su parte, que la agudización de las diferencias traiga de nuevo la guerra a la isla.

Por encima de las ideas, que circulan libremente en el nuevo Estado, es indudable la popularidad del presidente Rauf Denlktash, a quien igual se puede ver recorriendo las calles de Nicosia en motocicleta que charlando relajadamente con la clientela de cualquier bar.

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