La cautela evitó una 'jornada negra'
Pobre balance el que presentaron los mercados de valores nacionales en la última reunión de la semana. Bajas en los índices generales de cierta consideración -entre los que la pérdida de cuatro puntos del mercado barcelonés ponía la nota de dramatismo- en la que, de no haber sido por las medidas cautelares, podía haberse convertido en una auténtica jornada negra.
De este balance inicial ampliamente negativo hay que extraer dos conclusiones: primera, que el nivel de nerviosismo que se detectaba en las reuniones del jueves no eran ninguna invención, y segunda, que las ganas de realizar las diferencias positivas generadas en las últimas reuniones eran notablemente fuertes entre los inversores. Bastó la aparición en este mismo diario de una noticia a la que ya habían tenido acceso la mayor parte de los inversores cualificados, como es el hecho de que posiblemente las compañías eléctricas no puedan mantener de forma lineal sus dividendos con cargo al presente ejercicio, para. que se generase una auténtica hecatombe vendedora.
Ante este hecho, los responsables de la contratación en el mercado madrileño decidieron extremar la observancia de las cautelas que prescribe la legalidad vigente. De esta forma, se llegaba al cierre de las reuniones con una aparente presencia masiva de órdenes de venta, centradas en los valores que mayores plusvalías habían generado a lo largo de las últimas jornadas, junto a los títulos eléctricos, pero que en ningún caso se atrevían a asumir el compromiso de garantizar su presencia hasta la reunión del martes. Es decir, que en las listas de oferentes -que según el vigente código bursátil deben establecerse en casos como el presente- no se atrevían a inscribirse las supuestas partidas vendedoras.
Se dio además un caso curioso y que resulta explicativo de este fenómeno. La Compañía Sevillana de Electricidad contó durante el transcurso de su corro con una bien nutrida presencia de órdenes vendedoras que no conseguía encontrar contrapartidas suficientes como para satisfacer los mínimos legales establecidos. Aparentemente, al precio de 48,5% no existían compradores suficientes. Se procedió entonces a confeccionar una lista de vendedores, en la cual ninguno de los operadores quiso verse integrado. Pocos minutos después aparecía una partida compradora de unos cuantos miles de títulos de este valor, que actuando contra corriente ponían dinero sin operaciones precisamente a 48,5%. El ordenante de esta partida parecía ser el más hábil de los representantes en bolsa de la banca nacional, que sin duda intuyó el nerviosismo como origen de la aparente avalancha vendedora, y se apresuró a establecer las premisas para comprar barato el martes.
Y ésta ha sido realmente la anécdota que ha venido a resumir el comportamiento del mercado. Cuando los inversores no se atrevían durante las reuniones anteriores a hacer efectivas sus plusvalías, ante el temor de no optimizarlas al máximo, se estaba produciendo, en definitiva, un fenómeno de acumulación de papel latente al que no era dado cauce.
Ayer fueron excluidas de cotización en la Bolsa de Madrid las acciones del Banco Popular Industrial (Eurobanco), a causa de la posibilidad de que la entidad curse una oferta pública de compra (OPA) para los 25.000 títulos en manos del público.
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