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Intrigas políticas y maniobras en la RFA en torno a la sucesión del presidente, Karl Carstens

La sucesión del presidente federal, Karl Carstens, que no se presentará a la reelección, ha desencadenado en la República Federal de Alemania (RFA) una serie de maniobras personales e intrigas políticas que dejan en una posición desairada el cargo más alto del país.

Los democristianos (CDU y CSU) tienen mayoría absoluta en la Asamblea Federal, que el próximo mayo elegirá al presidente del país, y pueden colocar sin problemas a uno de los suyos en la máxima magistratura de la RFA, cargo que apenas tiene operatividad política, pero apetecible por su aspecto representativo. La ocasión de elegir un nuevo presidente federal se ha convertido, para los diferentes democristianos (CDU/CSU), en una ocasión adecuada para desembarazarse de posibles competidores o abrirse camino hacia nuevos puestos.El candidato más adecuado y con más probabilidades parece ser el alcalde de Berlín Oeste, Richard von Weizsaecker, un democristiano liberal y protestante, que sería votado incluso por la oposición socialdemócrata (SPD), que renunciaría a presentar un contracandidato. Los socialdemócratas eliminarían así a un competidor imbatible en Berlín Oeste.

El canciller federal y presidente de la CDU, Helmut Kohl, teme que, si Weizsaecker pasa a la presidencia federal, los democristianos (CDU) pierdan las próximas elecciones en Berlín .Oeste. Kohl preferiría en el puesto al actual presidente de Gobierno de Baja Sajonia, Ernst Albrecht (CDU), con lo que se quitaría de en medio a un posible competidor para la Cancillería, en un momento en que crecen las dudas sobre la capacidad del actual canciller para desempeñar el cargo.

Además, Kohl evitaría en la presidencia federal a un hombre como Weizsaecker, que podría restarle popularidad y dejarle en evidencia con tomas de postura independientes y por encima de los intereses del Gobierno federal.

La ambición de Weizsaecker

Entre Kohl y Weizsaecker se produjo una fuerte discusión, visible desde lejos, el día del partido de fútbol entre la RFA y Turquía, en Berlín. Oeste. Parece que Weizsaecker está dispuesto a ocupar el puesto de presidente federal por encima de todo -ya fue candidato, derrotado en el pasado- y llegó incluso a amenazar a Kohl con no presentarse a la reelección en Berlín Oeste si le obligaban a quedarse en la vieja capital alemana.Además de las maniobras dilatorias de Kohl para designar al candidato a la sucesión de Carstens, algún político de los socialcristianos bávaros (CSU) llegó a lanzar días atrás el nombre del ministro de Hacienda, Gerhard Stoltenberg (CDU), como el hombre ideal para el cargo. La maniobra parece teledirigida por el presidente bávaro, Franz Josef Strauss (CSU), que con el ascenso de Stoltenherg tendría libre un puesto adecuado a su potencia política, el Ministerio de Hacienda.

Stoltenberg nego categóricamente que vaya a aceptar el puesto, pero esto no frena los planes de Strauss, que no se resigna a permanecer en el destierro de Baviera.

Strauss quiere irse a Bonn

La fiscalía de Bonn podría abrir las puertas de la política federal de nuevo a Strauss. Según informa hoy el semanario Der Spiegel, con motivo del escándalo de sobornos y donativos a los partidos por parte del consorcio Flick, se procesará a cinco personas, entre ellas, al ministro federal de Economía, el liberal conde Lambsdorff (FDP). Si el conde dimite de su cargo, queda abierta la puerta para una reorganización del Gabinete y buscar una nueva fuerza para salir de la crisis económica.Esta posibilidad podría ser utilizada por Strauss para reclamar el puesto que cree tener en Bonn. Para Kohl y su socio, el ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, la situación se complicaría. Hasta ahora, Lambsdorff se niega a aceptar su culpabilidad en el caso Flick, pero si se le procesa, el ministro de Economía se vería obligado a comparecer ante los tribunales con mucha frecuencia y no le quedaría tiempo para asumir sus funciones de ministro, lo que le podría obligar a dimitir.

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