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La calma renace en el Caribe

Granada, ayudada por Cuba e incomprendida por EE UU

Andrés Ortega

Granada, la isla de las especies, puede parecer un paraíso al sur del Caribe, pero sólo cuando se está de paso. Cuando se vive en él deja de serlo. Granada era una pobre isla incomprendida por Estados Unidos y hasta cierto punto entendida, quizá demasiado bien, por Cuba. Tanto que parece que La Habana quiso aprovecharse de ella. Ahora, invadida por las tropas norteamericanas, trata de recobrar su ritmo.

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Castro recibe a los presos cubanos.

Ver a una joven negra llevar un recipiente sobre su cabeza o lavar la ropa en el río puede ser una atractiva y bucólica imagen. Pero las lavadoras eléctricas también pueden ser maravillosas. La pobreza puede ser bella para el turista pero no para quien la padece. El aeropuerto de Pearls, al noroeste de esta isla, es pequeño, con una pista corta que sólo sirve para aviones de hélice. Para llegar a la capital, Saint George, desde Pearls, hay que recorrer durante más de una hora una ruta sinuosa y llena de baches, a través de una montaña volcánica de espesa vegetación.Por algo quería Granada un nuevo aeropuerto, el de Punta Salinas, que hubiera podido traer grandes reactores llenos de turistas -sector que representa un 40% del producto interior bruto- y exportar productos frescos. Para esto se necesitaba la pista de 3.000 metros de longitud.

Este proyecto, estancado por Gobiernos anteriores, se convirtió en una prioridad en marzo de 1979, cuando Maurice Bishop y su movimiento de la Nueva Joya derrocaron -casi sin disparos pero con la ayuda de la radio- al corrupto primer ministro, sir Eric Gairy. Los primeros consejeros y obreros cubanos comenzaron a llegar a Granada en diciembre de aquel año para ayudar a construirlo. Nada prueba hasta ahora que se tratase de un aeropuerto con fines militares. Y desde luego sobre posibles instalaciones para misiles no se ve nada de nada.

En el puerto de Saint George pueden verse varias barcas de pesca, pero no hubo industria pesquera en Granada hasta que Cuba le cedió cinco viejos arrastreros. Con ayuda cubana, asimismo, Bishop organizó una primera planta para procesar el pescado: una docena de mujeres con cuchillos. Era un comienzo. También los cubanos se metieron a crear una fábrica de asfalto, destinada a renovar las pésimas carreteras que de poco les sirven a los agricultores que quieren llevar sus productos a la ciudad. Granada cuenta, además, con fábricas de cerveza, coca-cola, zumos de fruta y salsas enlatadas.

Si el tiempo caluroso es bueno para el turista en la playa, es duro para trabajar. Sin embargo, "los cubanos trabajaban mucho", recuerda un granadino. Tras la invasión, los habitantes han empezado a decir que estos cubanos eran unos depravados que violaban a las mujeres. No obstante, cuando se entra en conversación con ellos, algunos granadinos acaban reconociendo que algo le deben a Cuba, país con el que el gobernador general, sir Paul Scoon, aún no ha roto relaciones diplomáticas, aunque haya pedido al personal de la embajada que se marche.

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Eso sí, gran parte de los granadinos no sospechaban la cantidad de armamento ligero que había introducido Cuba en la isla y que La Habana no ha explicado aún. Por ello, los granadinos se han sentido engañados por los cubanos, como ese niño que gritó, al pasar por una carretera del interior, "cubanos malditos", en castellano. Venezuela dispone de un centro cultural en Granada. Así, y con los cubanos, han aprendido muchos habitantes a hablar o chapurrear el castellano. Ahora se resisten a utilizarlo, dando muestras de su resentimiento hacia Cuba. Curiosa coincidencia, estaba abierta en Saint George una exposición dedicada a Simón Bolívar, el Libertador.

Pobre, pero no miserable

Granada es pobre pero no miserable. Vacas, ovejas y cabras andan a menudo sueltas y flacas. La agricultura -en gran parte, puramente de subsistencia, con pequeñas parcelas- hace vivir a un 60% de la población de 110.000 habitantes de la isla. La revolución de Bishop permitió que gran parte de la economía siguiera en manos privadas. Más que nacionalizar, lo que Bishop hizo fue crear nuevas empresas nacionales.

Bajo el mandato de Bishop, la situación económica mejoró, según los datos oficiales de su Gobierno, con un crecimiento eco

Granada, ayudada por Cuba e incomprendida por EE UU

nómico real de un 5,5% en 1982. El paro pasó de un 49% en 1979 a un 14% en 1982. La inflación parecía controlada en un 7,5% y el Gobierno trataba desesperadamente de no caer en "la trampa de la deuda exterior". Pero los problemas de la balanza comercial persistían. Granada exportaba plátanos, coco y nuez moscada e importaba así todo lo demás. Su primer socio era el Reino Unido.El último presupuesto estatal contemplaba un gasto en educación doble del de defensa y policía combinados. Los principales colegios son católicos -influencia dejada por Francia- y los alumnos llevaban un limpio uniforme. El analfabetismo ha desaparecido prácticamente entre los jóvenes. No obstante, en el terreno de la educación secundaria la emigración hacia Estados Unidos, Reino Unido y Canadá prosiguió.

Bishop era sumamente popular, sin tener nada de santo, pues había presos políticos en Granada y "sólo conseguían un empleo público los que estaban en el movimiento", explica un isleño. Los granadinos -pueblo que se origina en la esclavitud- parecen, en general, gente bastante ingenua y acostumbrada a seguir al que manda. La gota que desbordó el vaso fue el arresto, primero, y asesinato, después, de Maurice Bishop, se supone que por los que en su entorno querían irse más hacia la izquierda. El asesinato sigue rodeado de una espesa niebla que quizá nunca llegue a disiparse.

Fue también ésta la gota que supo aprovechar EE UU, pues cabe una sospecha. Después de todo, Estados Unidos comenzó a criticar a Bishop tiempo ha. En marzo de este año, Washington hizo públicas fotografías aéreas de la isla, apuntando especialmente al nuevo aeropuerto. Pero con Bishop, Estados Unidos no hubiera nunca podido invadir la isla. La resistencia local hubiera sido importante.

Granada tiene unos 30 por 20 kilómetros, más algunos islotes, y es una isla montañosa rodeada por las azules aguas del Caribe. Al suroeste hay una magnífica playa sobre la que se encuentran los principales hoteles y la escuela de Medicina para estudiantes norteamericanos (también había en ella un puñado de granadinos). "Ahora, la escuela se quedará para siempre", comenta un habitante.

No falta el reggae y los pocos rastas que hay son despreciados por el resto de la población. Algunos nombres reflejan la antigua influencia francesa, que persiste en el patois -así lo llaman ellos mismos-, que hablan los más ancianos del lugar, una mezcla de inglés y francés. Los demás hablan todos la lengua del imperio británico. La influencia colonial francesa es patente en la arquitectura de las desiguales casas: de cabañas de madera a verdaderas mansiones.

La mejor mansión

La mejor: la del gobernador general -en donde se ha vuelto a instalar Scoon-, dominando la colina que baja hacia el puerto de Saint George. Las casas de los gobernadores generales británicos siempre parecen estar en el mejor lugar de las antiguas colonias. Con buenas brisas, grande, y provista de buen mobiliario inglés, esta mansión está dominada a la entrada por un gran retrato de la reina Isabel II de Inglaterra. El críquet es el deporte más popular. Y en Granada, como en gran parte de las Indias Occidentales, se conduce por la izquierda.

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