Aistech Space, la empresa española que revoluciona la observación satelital de la tierra
La imagen térmica que genera su infraestructura tiene diversas aplicaciones, desde el análisis de la productividad de plantas industriales hasta la monitorización de actividades ilícitas en altamar
Aistech Space observa el planeta a través de la temperatura. La empresa con sede en Barcelona fue fundada en 2013 por Carles Franquesa (Barcelona, 48 años) y Guillermo Valenzuela (Canarias, 50 años), y ha logrado posicionarse como un referente en el sector de la tecnología espacial por su innovadora técnica de imágenes térmicas satelitales. Y aunque sus fundadores provienen de campos aparentemente no relacionados con el espacio —Carles es ingeniero químico y Guillermo ingeniero electrónico—, la pasión por la innovación les permitió identificar una oportunidad única en el mercado de la observación de la tierra desde el espacio. “Nos conocemos desde hace 22 años y no es la primera empresa que fundamos. Somos como un matrimonio: sabemos qué decirnos y cuándo es mejor no decir nada porque ya nos entendemos”, confiesa Franquesa.
La compañía desarrolla y controla su propia tecnología para generar datos que se pueden usar en diversas industrias. Entre los casos de éxito destacan el de la monitorización de plantas industriales, como la refinería de Chevron en Pascagoula (Misisipi, EE UU), donde utilizan las capturas de calor para evaluar la actividad y la eficiencia de la planta. Pero también logran detectar actividades ilegales en el mar, y han colaborado con la Autoridad Nacional de Seguridad Marítima de Nueva Guinea para identificar barcos que apagan sus transpondedores AIS— un dispositivo con el que una embarcación recibe señales de radio, lo que les permite ser visibles para otros navíos —. “Cuando eso sucede es porque están realizando actividades ilícitas, como transportar inmigrantes de manera ilegal”, explican los investigadores. Con esa técnica logran detectar barcos de hasta 50 metros (relativamente pequeños), y también han monitoreado actividad en el estrecho de Ormuz, que conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán y por donde pasa el 20% del petróleo mundial. “Toda esa zona tiene una actividad muy intensa de barcos haciendo cosas que no deben hacer”, puntualizan.
El modelo de negocio pasa por generar datos y venderlos a clientes de diversos sectores, incluyendo agencias espaciales, grandes corporaciones y entidades gubernamentales. En 2024 cerraron una ronda de financiación por 5 millones de euros que les permitió acelerar su plan de nuevos lanzamientos de satélites. La facturación de la compañía fue de 230.000 euros en 2022, de 810.000 euros en 2023 y de 2,3 millones en 2024. “Esperamos facturar 3,5 millones en 2025. A partir de ahí, con el lanzamiento de la nueva constelación, el crecimiento será exponencial, de 5 o 7 millones, incluso 10”, afirman los fundadores.
Innovaciones tecnológicas
Inspirados por los avances en Estados Unidos, donde compañías pequeñas comenzaron a utilizar CubeSats (un diseño de nanosatélites cuya estructura es escalable en cubos de 10 centímetros y con un peso menor a 1,33 kilos) para facilitar el acceso al espacio, Franquesa y Valenzuela decidieron explorar el potencial de la imagen por calor desde el firmamento. El primer satélite lo lanzaron en 2018 en colaboración de SpaceX, la empresa de Elon Musk. “Fue una fiesta para nosotros porque, además, coincidió con un hito importante para SpaceX, que fue la recuperación del cohete”, recuerda Franquesa. Tan solo cuatro meses después, pero ya en 2019, y en colaboración con la Agencia Espacial India, lanzaron un segundo satélite, aún en órbita. “Cada satélite tiene una vida útil de entre 5 a 6 años. Hemos lanzado un total de tres satélites, de los cuales uno ya regresó y dos siguen en órbita”, complementan los fundadores.
Tras presentar su proyecto a la Agencia Espacial Europea (ESA) en 2023, que los recibió en el programa de aceleración, Aistech Space entró a formar parte del proyecto europeo para reforzar el Servicio de Seguridad de Copernicus (AI4COPSEC) de la Unión Europea, integrando tecnologías avanzadas de inteligencia artificial y aprendizaje automático. En las oficinas están trabajando ya en la segunda generación de telescopios, con lo que incrementarán la resolución y la sensibilidad de las imágenes. “Hemos logrado aumentar la sensibilidad de las temperaturas que capturamos. Si antes veíamos temperaturas con hasta un grado de diferencia, ahora podemos observar diferencias de hasta 0,1 grados”, complementa Valenzuela.
La misión de Aistech Space es clara: proporcionar información precisa que ayude a preservar recursos críticos de la tierra. Por ejemplo, en el sector agrícola, combinan las fotografías y los datos de sensores terrestres para optimizar el uso de fertilizantes y el agua; detectar plagas y enfermedades tempranamente; o construir modelos predictivos de rendimiento de los cultivos. También buscan gestionar el agua de la superficie, utilizando las imágenes para entender el comportamiento de los cuerpos de agua y construir modelos predictivos que ayuden a mitigar impactos ambientales. Son capaces, incluso, de monitorear la calidad del agua para detectar y predecir efectos industriales, ayudando a proteger fuentes de agua. Y hasta llegan al ámbito forestal, monitoreando riesgos de deforestación y de incendios.
Pero el camino también ha tenido retos. La pandemia de la covid representó un desafío significativo. “Lo más complejo fue gestionar ese período. La pandemia fue un proceso complejo en el sentido de que te enganchas en una fase de crecimiento y de repente el mundo se suspende. Entonces teníamos gente trabajando en casa, laboratorios físicos cerrados... todo eso fue complejo de gestionar”, recuerda Franqueza. También los ha habido financieros. “Durante los primeros años hicimos mucha inversión en desarrollo e investigación (I+D). Ahora tenemos que amortizarla”, destacan los empresarios.
Pero Aistech Space sigue observando a las estrellas. Actualmente, cuenta con 26 empleados y planea aumentar la plantilla a 40 personas en los primeros meses de este año. “Buscamos personal altamente cualificado. Tenemos ingenieros aeronáuticos, aeroespaciales, electrónicos, físicos, un poco de todas las ingenierías que te puedas imaginar”, comentan. Y se enorgullecen de su carácter multinacional y multicultural, con empleados de tan diversos países que el idioma que usan en las oficinas es el inglés. Sus clientes son entidades de alto perfil como la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial de Canadá o la NASA. “Ser parte del programa Copernicus es todo un honor y un privilegio. Si eres capaz de venderle a la ESA, eres capaz de venderle a cualquiera”, afirma Valenzuela.
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