Masiva respuesta en Bilbao a la convocatoria de Herri Basuna
Dos semanas después de la manifestación contra ETA que el pasado día 22 se desarrolló en Bilbao, decenas de miles de personas desfilaron ayer tarde silenciosamente por las calles de la capital vizcaína siguiendo el llamamiento realizado días atrás por Herri Batasuna. Aunque la manifestación fue convocada "en defensa de la ikurriña", su significación implícita, como respuesta a la movilización antiterrorista que siguió al asesinato del capitán Martín Barrios, le daba particular alcance político.
La marcha, integrada por un número de personas ligeramente inferior, pero en todo caso comparable, al registrado en la manifestación de hace dos semanas, discurrió pacíficamente. Sin embargo, al finalizar el recorrido se produjeron algunos incidentes aislados, entre ellos el lanzamiento de un cóctel molotov contra una furgoneta de la Policía Nacional.
La inquietud provocada por el significado de la manifestación había sido realzada en los últimos días tras la aparición en las calles bilbaínas de numerosos carteles con el siguiente texto: "KAS exige al PSOE la devolución inmediata de Joxe Zabala y Joxean Lasa a sus familiares. Por ellos: movilización y lucha". Y, a continuación, la misma fecha, hora y lugar de la manifestación por la ikurriña.
Esta convocatoria, referida a los dos supuestos etarras desaparecidos en Francia y firmada por una coordinadora en la que participan las mismas fuerzas que componen la coalición Herri Batasuna, pero también ETA Militar, hizo que el gobernador civil, Julián Sancristóbal, ordenase insertar en la Prensa del viernes un anuncio en el que se advertía que la única manifestación autorizada era la convocada "en defensa de la ikurriña", y que "la utilización de cualquier otra pancarta, eslogan o acción que exceda de dicho ámbito dará lugar a la intervención de las fuerzas de seguridad".
Consigna de silencio
Herri Batasuna, por su parte, interpretó dicha advertencia como "una provocación-trampa tendida por el gobernador", por lo que, para "no caer en ella"`, decidió a última hora "reconducir la forma de la manifestación", llamando a "todo el pueblo trabajador vasco a demostrar, como en una inmensa piña, en total y contundente silencio, nuestro inequívoco grito de combate y moral de victoria".Dicha consigna de silencio fue recordada, megáfono en mano, por Jon Idígoras, momentos antes de iniciarse la marcha. El mismo Idígoras había advertido por la mañana que un servicio de orden velaría por el estricto cumplimiento de lo previsto, evitando la acción de eventuales provocadores que tratasen de romper la manifestación profiriendo gritos de cualquier tipo.
El silencio mantenido por los participantes fue subrayado por el colectivo silbido, casi susurrado, de melodías como el Eusko gudariak y, sobre todo, el Hator, hator, mutil, etxera (Vuelve, vuelve, muchacho, a casa), antiguo villancico vasco popularizado en los primeros años de la transición como símbolo de la amnistía.
Los más conocidos dirigentes de la coalición nacionalista radical abrían la marcha, sosteniendo una pancarta en la que figuraba el lema único de la manifestación. Aparte de dos grandes retratos de Zabala y Lasa, los dos desaparecidos hace tres semanas en el sur de Francia, los manifestantes no portaban otra pancarta o símbolo que centenares de ikurriñas de todos los tamaños.
Finalizada la marcha, el dirigente abertzale Santi Brouard agradeció a los asistentes su participación, asi como, en referencia al respeto observado a la consigna de silencio, el "espíritu militante demostrado". Tras breves intervenciones de dos hermanos de los exiliados desaparecidos, y el canto del Eusko gudariak, se dió por finalizada la manifestación.
En ese momento grupos aislados prorrumpieron en gritos de apoyo a ETA y contra la policía. Uno de esos grupos lanzó un explosivo casero contra una furgoneta policial estacionada frente al teatro Arriaga. Resultaron heridos leves dos policías: Benigno Báez y el cabo Francisco Martín.
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