Luis Corral: "No soy un contrarrevolucionario, sólo preconizo la objeción de conciencia"
El sacerdote salmantino Luis Corral, de 34 años, expulsado de Nicaragua por las autoridades sandinistas a raíz de un alegato por la objeción de conciencia difundido entre sus alumnos del Colegio Salesiano de Masaya, llegó ayer a Madrid en un vuelo procedente de la capital nicaragüense, "costeado por el Gobierno sandinista", según reconoció él mismo.
Cansando y con un acusado rictus de seriedad, el salesiano español asegura que el escrito que provocó su expulsión "es una propuesta de paz y consiste en la explicación de un documento de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, difundido el 29 de agosto pasado. Abogaba por el diálogo entre los bandos en lucha. Siguiendo estos, principios creo que el FDR o como se llame (se refiere al Frente Democrático Nacional, de los ex guardias somocistas) podría deponer las armas e iniciar un diálogo de paz con los sandinistas"."Quise mostrar que el objetor de conciencia no es un cobarde, como se dijo en medios oficiales a raíz de aquel documento episcopal", agrega Corral Prieto. "Deseo aclarar que no soy un contrarrevolucionario. Ayudé a ocultar sandinistas en la embajada de Venezuela en Managua antes de la caída de Somoza y que fui detenido por participar en una huelga obrera".
"Cuando una cosa es verdad, siempre es oportuna", recalca. Si he caído en falsedad, que me lo digan. Lo único que he hecho ha sido postular una serie de principios generales de derecho. Sin embargo, debo reconocer que, pese a todo, los 150 alumnos salesianos en edad militar del colegio de Masaya se apuntaron al servicio militar patriótico. Ello podría entenderse como un fracaso mío, pero yo cumplí con mi deber al explicar la objeción".
P. ¿Tiene algo que ver este episodio con la polémica entre la Iglesia popular y la jerarquía católica de Nicaragua?
R. No. Son asuntos totalmente independientes. Admito la posibilidad de que este tema haya sido empleado para ahondar las diferencias entre Iglesia y Estado en Nicaragua, pero no ha habido una injerencia en asuntos estatales por mi parte. Deseo regresar a Nicaragua, pero recomendaría a las autoridades sandinistas que confíen un poco en el pluralismo y que piensen que los que tienen opiniones distintas de las suyas no tienen por qué ser marionetas de Ronald Reagan.
P. ¿Cree en la posibilidad de uña invasión norteamericana de Nicaragua?
R. Sí, lo creo. Sería inadmisible, como lo es la de Granada. Monseñor Obando, que también es salesiano, mi arzobispo en Managua, y José María Pacheco, el sacerdote costarricense expulsado junto a mí, fueron perseguidos por Somoza. Por ello tengo miedo de que las actitudes extremas de Somoza y de los sandinistas hoy lleguen a tocarse.
