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La mayoría de los blancos surafricanos aprueban el plan del primer ministro, Pieter Botha

La política de retoques constitucionales al sistema del apartheid, que propugna el primer ministro surafricano, Pieter Botha, ha obtenido una gran victoria con la aprobación por un margen de dos a uno, en el reférendum celebrado el miércoles, de las propuestas gubernamentales para el establecimiento de un nuevo sistema tricameral.

El lema reformista del primer ministro ha sido: "Debemos adaptarnos o moriremos".De acuerdo con la reforma, el legislativo surafricano pivotará sobre tres cámaras: una para los habitantes de raza blanca, la segunda para los mestizos, y la tercera para los ciudadanos de origen asiático. Los casi 20 millones de negros seguirán excluidos de toda participación en el ejercicio del poder.

Con algo más de dos millones de votos depositados en las urnas de un total de 2.700.000 blancos con derecho a ejercer el sufragio, 1.360.223 han respaldado las propuestas contra 691.577 noes y 10.669 papeletas en blanco. El porcentaje de votantes ha sido del 74,6. De los 15 distritos electorales en que está dividida la Unión Surafricana, 14 dieron su aprobación a las propuestas, en tanto que el distrito de Pietersburg, feudo de la extrema derecha, era el único que daba mayoría a los contrarios a las nuevas propuestas.

Botha, en sus primeras declaraciones después de la victoria, dijo ayer que el voto positivo "había superado incluso mis expectativas", dando al Gobierno el apoyo necesario para seguir adelante "en una política de evolución", al tiempo que añadía que consultaría con los dirigentes mestizos y asiáticos sobre las futuras reformas. de la Constitución, que esperaba estuvieran vigentes para la segunda mitad de 1984.

A favor de la reforma estaba el Partido Nacional, en el poder, que dirige Botha, mientras que la totalidad de la oposición, de derecha e izquierda, se alineaba en contra de las propuestas.

Los dos pequeños partidos ultraderechistas, el Nacional Conservador, que dirige Andreas Treurnicht, y el Nacional Herstigte, de Jaap Marais, como el anterior, escisión del partido de Botha, se oponen a cualquier suavización del apartheid por entender que sería la muerte del hombre blanco.

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Por su parte, el Federal Progresista, que dirige Fredeerik van Zyl Slabbert, se sumaba a la petición de voto negativo argumentando que cualquier reforma que excluya a la población negra está condenada al fracaso. El desglose de los resultados indica que al menos un 50% de los afrikaneer, que corresponde a dos tercios de la población blanca y descienden de los primitivos colonos holandeses, han aprobado la reforma, mientras que una buena parte de los surafricanos de lengua inglesa, que suelen votar mayoritariamente por el partido progresista, han desoído el llamamiento de sus líderes y han preferido una reforma ahora, a un cambio, posiblemente más brusco.

La reforma proyectada prevé el establecimiento de tres cámaras: una para los cuatro millones de blancos, con 178 escaños; una segunda para los 2.500.000 mestizos, con 85 puestos; y una tercera para los 850.000 asiáticos -o coloured, como se les denomina en Suráfrica-, con 45 diputados.

La distribución de escaños está pensada para que la cámara blanca siempre tenga una mayoría sobre las otras dos.

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