José María García-Argüelles

José María García-Argüelles, doctor en Química y uno de los fundadores del departamento anticontaminación de Ensidesa, quizá sea de los primeros ecologistas que han ejercido como tal en España. Natural de La Felguera, Asturias, es uno de los mejores conocedores de la orografía peninsular, que ha recorrido en su totalidad. En especial la de su tierra asturiana, de la que tiene miles de fotografías, una de las mejores colecciones sobre el paisaje de montaña, su mayor afición. Chema Argüelles, como se le conoce entre los practicantes del montañismo, es un amante de la paz de la Naturaleza, el contrapunto del escalador de peligrosas laderas verticales.

A sus 70 años aún sigue practicando el montañismo. Un deporte que él lo concibe como más maravilloso sin el uso de la cuerda. "Para mí, el entusiasmo de caminar, de contemplar la naturaleza, no precisa de cuerdas". José María García-Argüelles, vicepresidente de la Federación Asturiana de Montañismo (FAM), considera que las grandes escaladas, como la del Naranjo de Bulnes, perjudican al montañismo, "aunque no les quito valor. Es una desviación de este deporte y una comercialización de la montaña". José María García-Argüelles, que aún recuerda cómo hace 30 años se cayó del pico Canto del Oso, en la cordillera Cantábrica, desde una altura de 50 metros, sin que sufriera rasguño alguno, es el fundador del grupo de veteranos de la montaña en Asturias y participa en cuantas marchas nacionales se programan.José María García-Argüelles prefiere no hablar de él, sino de la montaña. Pero cuando habla de la montaña no puede evitar recordar aquella gran hazaña en la Faya de los Lobos, cuando dejó de ver la vuelta ciclista, después de saludar a Ricardo Montero, para irse a contemplar por primera vez los Picos de Europa desde lo más alto de Peñamayor.

O aquella otra anécdota que le pasó en el puerto de Arcenorio, en el concejo asturiano de Ponga, un día de niebla: "íbamos un grupo amplio de montañeros, y ante la escasa visibilidad a consecuencia de la niebla optamos por dividirnos en dos grupos: los que iban con brújula y los sin ella. Yo estaba entre los que no teníamos brújula, pero fuimos los únicos que llegarnos al destino (San Juan de Beleño), porque los otros se perdieron y tuvieron que hacer noche en la montaña".

José María García-Argüelles practica el montañismo desde el año 1932. Todos los días anda varios kilómetros con el único fin de contemplar el paisaje. Cuando conduce su automóvil le adelantan hasta las carretas, porque "a mí me gusta ir despacio para ver la naturaleza". Ello le ha valido para conocer la mayoría de las cordadas interiores de Asturias, Pico de Europa y cordillera Cantábrica. Sus conocimientos sobre la mon taña le sirven para dirigir la revista Enol, para escribir semanalmente artículos en todos los periódicos asturianos, dar charlas y poseer una buena documentación, que no duda en poner al servicio de cualquier amante de la montaña.

"Asturias posee dos clases de montaña", dice. "En una se practica el alpinismo, caso de los Picos de Europa. En otra, la montaña suave, como la cordillera Cantábrica y los montes interiores, donde no hacen falta cuerdas ni clavijas. Asturias es la región española más montañosa".

Para José María García-Argüelles, los Picos de Europa son quizá los macizos más interesantes de los límites de Santander, León y Asturias. "Presentan un gran interés montañero, con cumbres de extremada belleza, como son las dos, Peñasantas, en el macizo de Covadonga, el Naranjo de Bulnes, en Torrecerredo, Llambrión, en el macizo central, y el Pico Cortés y Morra de Lechugales, en el macizo oriental. Pero además tienen interés las travesías, incluso para gente modesta en sentido montañero, como son la ruta del Cares, la del Duje y la del Dobra, que, unidas al desfiladero de la Hermida, forman el cierre o circunvalación de los Picos de Europa. Se puede calcular que a la ruta del Cares vienen todos los años más de 15.000 montañeros de toda España y unos 3.000 extranjeros, que la convierten en la más frecuentada de la nación".