La vuelta de los civiles en Argentina

Ya lo decía la sabiduría popular: es más fácil hacer salir a los militares de sus cuarteles que hacerles volver a ellos. El adagio vale tanto para Argentina como para muchos otros países que conocen o han conocido regímenes en los que los militares hacen la ley. El domingo 30 de octubre, 17 millones de argentinos van a intentar, empero, hacer regresar a los militares al lugar del que nunca deberían haber salido. Se les llama para que elijan 600 grandes electores, quienes designarán seguidamente al presidente de la República.Si todo acontece según el calendario previsto, el presidente se hará cargo de sus funciones el 30 de enero, de 1984, poniendo fin así a ocho años de dictadura militar. Los generales no abandonan de buen grado el poder, pero los alrededor de 30.000 muertos o desaparecidos, de los que fielmente las locas de la plaza de Mayo traen cada jueves el recuerdo, junto con la desgraciada aventura de las Malvinas, han desacreditado por completo al Ejército.

El escrutinio se anuncia muy apretado entre los candidatos de las dos formaciones principales: la Unión Cívica Radical, de Raúl Alfonsín, y el Partido Justicialista, de Ítalo Lúder, heredero del general Perón y más aún de su mito, indisociable del de sus esposas: Evita, muerta prematuramente, e Isabel, a la que debía de nombrarse presidenta de la República. (...)

, 29 de octubre