He leído su ocurrencia
sobre el puño de Marisol, y concluyo que usted -señora Torres- no ha entendido nada. Mire usted, un puño -que es una mano cerrada- significa que se unen las gentes de la misma clase. (A lo que parece, usted ha cambiado de trinchera, que es zanja, aunque para usted puede ser también prenda de vestir, o sea, chaqueta.) Y posando de persona marisabidilla y latiniparla, utiliza usted el método de doña Francisca y doña Eustaquia, gentiles damas de pueblo que, hacen de la maledicencia y de la injuria argumento y razón. Así que su escrito no es sino comentario de solana, chismes de señoras alrededor del chocolate con picatostes. Pretende usted descalificar ideas por medio de ofensas personales, con lo que no consigue ofender -para eso hay que tener cierta vigencia- ni logra descalificar unas ideas que usted no se atreve a atacar. Usted, como las damas distinguidas, no acepta que las gentes del pueblo sean lúcidas, porque han de ser tontas por decreto.Parece más bien, señora Torres, que le falta a usted el valor o el talento -que es lo que envidia usted de Pepa Flores- para discurrir sobre el mundo y que prefiere hacer uso de argumentos propios de otros periódicos o de otras clases sociales que, a pesar de lo que usted aparenta, le son muy próximos.
Así que muy bien, señora María. Vaya usted con Dios, que le está esperando /
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