Firmeza del mercado y nuevo máximo anual
Nuevo máximo anual en el índice general de la Bolsa de Madrid, y, en esta ocasión, una notable sorpresa en medios epecializados por la firmeza que manifestó el mercado y un apreciable incremento en el volumen de títulos negociados compusieron el diseño básico de las reuniones de ayer. No obstante, una creciente atención por parte de algunos grupos institucionales hacia los valores bancarios constituyó la nota más novedosa de estas reuniones en las que el fulgor de Telefónica, de cuyos derechos de suscripción se contrató una cifra superiora los 20 millones de unidades constituyó un argumento adicional de sorpresa.La conclusión básica, a derivar del comportamiento del mercado en la sesión de ayer, es que a cinco pesetas se genera una demanda furibunda de cupones de Telefónica, ampliamente superior incluso a las posibilidades que plantean las probables materializaciones de los antiguos socios. También quedó claramente puesto de manifiesto que filtraciones, más o menos fragmentarias sobre el mantenimiento de dividendos, al menos los próximos a cuenta, o evoluciones más favorables de las eléctricas al amparo de los previstos incrementos de tarifas o de las dotaciones para amortización de las instalaciones nucleares, que previsiblemente nunca llegarán a ser puestas en marcha, no constituyeron argumentos de suficiente peso para ahuyentar definitivamente a los vendedores.
Junto a todo esto, destacó un renacido furor comprador, centrado en los chicharros. Los índices de siderúrgicas y de alimentación volvieron a protagonizar avances espectaculares, que en algunos casos estaban justificados con realidades más o menos conocidas de las propias compañías, mientras en otras se adentraban en el complejo mundo de los rumores y la corazonada.
En cualquier caso, el retorno de la atención de algunos invesores, representantes de grandes instituciones, sobre los títulos bancarios constituyó un auténtico hito en los comportamientos de los operadores. Este énfasis, aparentemente repentino, por las acciones bancarias fue objeto de intentos de catalogación inmediata por parte de un selecto grupo de observadores. Según algunos criterios, las propias entidades de crédito estarían interesadas en dotar de una cierta marcha a los precios de sus acciones, especialmente en estas fechas en las que la proximidad de los cierres anuales comienza a dejarse sentir.
A esto hay que añadir otros datos técnicos, como son el efecto financiero de la proximidad de los dividendos, que comenzarán a satisfacer estas entidades en los primeros días del próximo enero, junto con el estatismo que han manifestado sus cotizaciones en unos momentos en los que casi todo subía en Bolsa.
En definitiva, y aunque casi ningún especialista manifieste su confianza en las causas en que se apoya esta mejora del mercado, lo cierto es que la Bolsa parece bastante decidida a subir pese a quien pese. Argumentos racionales que puedan hacer referencia al control de la inflación, a la adecuación del marco de relaciones laborales o a la hipótesis de una baja en los tipos de interés, buscada por la autoridad monetaria especialmente en materia de certificados de regulación monetaria, no parecen haber calado muy hondo entre un público que continúa manteniendo que el mejor argumento para creer es la constatación de resultados.
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