Precario equilibrado en los índices generales
Algunos gestos de preocupación, enmarcados en acusados fruncimientos de ceño, han sido el balance más significativo de las reuniones bursátiles que han iniciado esta última semana del mes de octubre, A pesar de que los índices generales de los mercados de Madrid y Valencia conseguían ofrecer unos breves avances sobre sus posiciones anteriores, el debilitamiento registrado en algunos sectores, como el eléctrico, junto con la persistente falta de incentivos que el grupo bancario parece presentar para los inversores, han generado una cierta sensación de intranquilidad entre los inversores más cualificados.Por otra parte, han comenzado a circular por las salas de contratación, con cierta insistencia, los comentarios sobre un posible recrudecimiento de las tensiones monetarias en el mercado financiero nacional. Según se aseguraba, las necesidades de financiación del sector público presentan algunas desviaciones alcistas frente a las previsiones que se establecieron hace poco más de un mes, y, junto a ello, las previsiones de control de la masa monetaría establecidas para el último tramo del presente ejercicio parecen estar bastante lejanas de su consecución.
Estos factores, en caso de ser ciertos, podrían terminar por desencadenar una nueva subida de los tipos de interés, cuyas repercusiones en el mercado de valores, de ser ciertos los postulados clásicos, podrían abocar a un nuevo proceso bajista. En el lado contrario de la balanza aparece la amalgama de razones que están empujando a un selecto grupo de inversores institucionales a cursar órdenes compradoras.
Los importantes estímulos que representan las sociedades industriales que de alguna forma parecen haber superado la crisis, el reposicionamiento de algunas carteras institucionales en valores de alta rentabilidad y, al fondo, la posibilidad aún no excesivamente definida de que al fin sean impuestos los coeficientes de inversión en capital en riesgo-valores industriales para las entidades de depósito son algunas de las razones sobre las que parece cirrientarse este movimiento.
Junto a ello existe una notable expectación por la confirmación, por parte de las empresas del sector eléctrico, del mantenimiento de sus dividendos en torno a las cantidades que repartieron con cargo al ejercicio anterior. Por todo ello, el ambiente se enrarece por momentos en las bolsas y destaca casi en solitario la numantina voluntad de unos pocos por impedir que los índices generales comiencen a registrar esta sensación de incertidumbre.
Los bancos continuaron presentando unos saldos vendedores discretos. El Bilbao y el Santander consiguieron solventar su papeleta diaria con algo más de soltura que sus compañeros y resentaron discretas diferencias negativas. La oveja negra del sector, resultó, en esta ocasión, el Popular, que cedía seis enteros en el mercado madrileño ante la presión de 15.689 títulos a la venta. La baja tuvo unos efectos terapéuticos marcadamente positivos, y después del cierre de la reunión volvían a demandarse títulos de esta entidad. En definitiva, los márgenes en los que se mueven los precios de los títulos de estas entidades aparecen bastante ajustados, y tan sólo los efectos de las intensas campañas de colocación de acciones propias que vienen realizando algunos de los integrantes del sector pueden trastocar el actual equilibrio.
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