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Entrevista:

Piet Dankert: "Europa ha decepcionado a España con unas negociaciones interminables sobre la CEE"

En vísperas de un viaje a los países del grupo de Contadora y a Nicaragua y Costa Rica, cuyos preparativos le traerán muy pronto a Madrid, y sólo a unos meses vista de la campaña para el Parlamento Europeo, que concluirá con la elección del 14 al 17 de junio por sufragio universal directo de 434 representantes de los 10 países miembros de la CEE, el presidente Piet Dankert -un socialista holandés de 49 años, buen conocedor de nuestro país y autor de un libro titulado España y Occidente- aceptó conversar sobre las vicisitudes de la ampliación de la Comunidad, la incorporación de los candidatos ibéricos al proceso de reforma interna y la relación de fuerzas políticas que ocuparán los escaños del Parlamento Europeo.

El Parlamento Europeo dictamina las leyes comunitarias que elabora la Comisión y aprueba definitivamente el Consejo de Ministros; dispone de poderes presupuestarios que someten a su acuerdo toda decisión que conlleve gastos y ejerce un control político sobre la Comisión de la CEE, sobre las relaciones exteriores de la Comunidad, y sobre las relaciones de los Estados miembros entre sí. Sus miembros no representan a los países de que proceden sino a todos los ciudadanos comunitarios, que suman 260 millones. Tienen un mandato de cinco años. Se reparten así: Francia, Italia, Alemania Occidental y Gran Bretaña, 81 representantes; Holanda, 25; Bélgica y Grecia, 24; Dinamarca, 16; Irlanda, 15 y Luxemburgo, 6. Están agrupados por tendencias políticas.El presidente Piet Dankert, desde su elección para el puesto el 19 de enero de 1982, ha impulsado al Parlamento Europeo para que mejore su control sobre el proceso de decisiones de "Bruselas que los Parlamentos nacionales no pueden ejercer. Dankert estima que la impotencia de la Comunidad reside en la incapacidad del Consejo de Ministros para adoptar decisiones que den soluciones comunitarias a problemas que no pueden ser resueltos en el ámbito nacional. Piet Dankert afirmó que "sin una unión coherente de Europa occidental, poco margen les queda a ciertos países de América Latina para equilibrar la influencia de los EE UU o de la URSS, ni nos queda a nosotros mismos mucha esperanza de obtener el lugar que deseamos en las relaciones internacionales". A nosotros, dijo, nos corresponde resolver el protagonismo tozudo pero superficial de los intereses nacionales y de nuestro interés colectivo a largo plazo.

Pregunta. La incorporación a la CEE fue un horizonte de esperanza y una palanca en la lucha por la recuperación de las libertades en España, pero ahora los retrasos llevan a una frustración creciente. ¿Tiene la CEE responsabilidades hacia la democracia española? ¿Hace honor a ehas?

Respuesta. Comprendo el estado de frustración de la opinión pública española. No sigo muy de cerca la situación en España, pero pude constatar que, tras la desaparición de Franco, había una esperanza de democratización ligada muy estrechamente a Europa. Europa ha decepcionado a España con unas negociaciones interminables. No soy demasiado optimista sobre la posibilidad de llegar, durante la vigencia del actual Parlamento Europeo que concluye en junio, a una solución. Ese presagio parece confirmarse cuando se observa lo que sucede en la preparación del Consejo Europeo de Atenas, previsto para diciembre, con el informe mediterráneo.

Las diferencias entre los países que financian las ayudas y los de agricultura mediterránea son fundamentales, y los planteamientos sobre ia pesca pueden llegar a constituir otro grave problenía. En consecuencia, está muy en peligro el calendario fijado antes del Consejo Europeo celebrado el pasado junio en Sttutgart, que calculaba la firma del acuerdo de adhesión con España y Portugal durante la presidencia francesa en el primer semestre de 1984.

Europa tiene una responsabilidad a largo plazo en la modernización y viabilidad de la democracia en España. Ahora asistimos a un atrincheramiento tras las fronteras nacionales. Eso lleva a una situación en la que las declaraciones de los ministros de Asuntos Exteriores no resultan automáticamente válidas para los ministros de Finanzas o de Agricultura. Se produce una desorientación de la política por la crisis económica. Las fuerzas reales frenan las promesas de las cumbres europeas y además es imposible en la práctica que negocien una treintena de ministro.

P. ¿Podría imaginarse un, gesto político para asociar a España a las elecciones al Parlamento Europeo, sobre las que usted tiene declarado que deberían centrarse en explicar al público la inadecuación de los planteamientos nacionales?

R. Teníamos previsto remodelar el hemiciclo del Parlamento Europeo para acoger en sus escaños a los representantes de España y Portugal. Soy partidario de la audacia, pero no puede desnaturalizarse el Parlamento Europeo, que ya tiene muchas dificultades para encontrar su papel y su influencia en la Comunidad a la que representa. Añadir parlamentarios. procedentes de países que aún no son miembros de la CEE comprometería todavía más los esfuerzos del Parlamento Europeo por establecerse como un verdadero Parlamento.

Cuando se examinan laS proposiciones sobre la financiación de la CEE que se preparan para el Consejo Europeo de Atenas, se percibe que los Estados del Norte, y cuento a Francia corno uno de ellos, piensan en la limitación de gastos, a causa de la situación presupuestaria nacional. Comprendo las reacciones de los ministros de Finanzas respectivos, pero desestiman el aspecto comunitario. La bancarrota de los intentos de afrontar desde una perspectiva puramente nacional problemas económicos, nionetarios y sociales que sobrepasan las fronteras se hace cada día mas patente. La CEE instituye un mercado único que alberga en su seno un reflejo de los preblemas Norte-Sur, del contraste entre las regiones prósperas y las deprimidas, no circunscritas exclusivamente al Sur geográfico, porque en esa segunda categoría se comprende también Irlanda y algunas zonas de Gran Bretaña. Es necesario un esfuerzo financiero para ayudar a las áreas más desfavorecidas, para que puedan vivir bajo las leyes de ese mercado único. Hay que ser conscientes de las dificultades sobrevenidas, por ejemplo, a la industria en Grecia por falta de garan.tías suficientes en el período transitorio para sobrevivir a la competencia del Norte.

P. Los periodistas europeos, en su 21º congreso internacional, recién celebrado en Estrasburgo, han propuesto que los jefes de Gobierno de España y Portugal se unan a los trabajos del Consejo Europeo donde se encuentran sus colegas de los 10 países miembros de la CEE. ¿Hay margen para una cumbre a 12 con participación de los 10 adherentes y los dos candidatos?

R. Las reuniones de jefes de Gobierno en el Consejo Europeo no constituyen precisamente un éxito indescriptible en los últimos tiempos, Sin embargo, creo que es esencial que los jefes de Gobierno directamente concernidos por la ampliación de la CEE, Felipe González y Mario Soares, tienen derecho a saber dónde están, y solamente pueden averiguarlo mediante contactos estrechos con sus homólogos de los diez, últimos responsables de la marcha de ese proceso. Pienso que la ampliación no va a resolverse en torno a la mesa de grandes conferencias, sino en encuentros bilaterales con Francia y Alemania Occidental. Éstos son los dos países clave. El primero para la agricultura y el segundo para las finanzas. Ahí reside la posibilidad de avanzar o no en la solución de los informes.

P. Primero fueron, los obstáculos del conservador Giscard, luego tomó el relevo de las objeciones el socialista Mitterand, y el Gobierno de Felipe González comprueba que a España, no se le ha brindado más oportunidad que la de incorporarse a la Alianza Atlántica.

R. Pienso que los alemanes son muy conscientes de que España está en la Alianza Atlántica y es Alemania Federal el país que soportará el mayor esfuerzo financiero para la ampliación. Europa está en crisis y el debate último del Parlamento Europeo sobre las subvenciones agrícolas lo prueba una vez más. El año próximo, los gastos de este capítulo van a sobrepasar los ingresos. Es necesaria una solución. Por eso confío en que se logre en Atenas un compromiso que permita avanzar.

P. ¿Cuál es la relación de fuerzas previsible en el Parlamento Europeo después de las elecciones de junio de 1980

R. Habrá algunos cambios, pero no excesivos, y en conjunto las dos fuerzas dominantes seguirán siendo los socialistas y los democristianos. Algunos partidos, como los verdes, pueden alcanzar representación por primera vez si sobrepasan el límite del 5% de votos emitidos a su favor establecido en el sistema de representación proporcional de algunos países. Lo más interesante es lo que pueda pasar el Gran Bretaña, cuya representación actual de 81 escaños suma 23 laboristas y 58 conservadores.

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