Tarjetas de crédito
Supongo que adecuar los sistemas bancarios a los modernos y sofisticados procesos informáticos ha supuesto una importante inversión para los banqueros. Astutos ellos, hacen que esas descomunales inversiones salgan del bolsillo de sus clientes.El dinero de plástico, como se ha venido en llamar, a las tarjetas de crédito, es una tiranía que por momentos se nos va imponiendo; cierto es que reportan algunas comodidades..., pero ¡a qué precio! Un elocuente ejemplo: dispongo con mi tarjeta Visa del Banco de Bilbao el día 14-9-1983 de 10.000 pesetas, el día 5-10-1983 me cobran 10.400. En términos absolutos no parece mucho, pero esas 400 esetas en 20 días suponen un escalofiriante 75% anual; con lo que no sólo amortizan los cuantiosos costos, sino que obtienen unos saneados y pingües beneficios.
No es de extrañar, por tanto, que los bancos disfruten de tan magritífica salud en este tiempo de crisis. Cuando se les pide algún sacrificio, aún tienen la desfachatez de echarse las manos a la cabeza.
¿No sería bueno que en lugar de reducir sus plantillas, como viene siendo sistemático, el sector con más beneficios del país colaborase en la creación de los 800.000 puestos de trabajo que cada vez se ven más lejanos?. /
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