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Ni el Ejercito ni la policía de Líbano se arriesgan a entrar en los barrios de Beirut que controla Amal

Los combatientes de Amal -esperanza, en árabe-, bajo los retratos del imán Mussa Sadr, misteriosamente desaparecido en Libia en 1978, y la bandera verde del Islam, han conseguido en dos etapas, a finales de agostoy finales de septiembre, expulsar manu militar¡ de la humilde y, populosa periferia sur de Beirut al Ejército del presidente Amin Gemayel.Detrás de las barricadas de toneles y sacos de arena que constituyen la frontera de ese Beirut rebelde a la autoridad gubernamental, donde vive el. 25% de la población de la ciudad, las tanquetas calcinadas del Ejército y una mayoría de comercios cerrados atestiguan de la intensidad de la batalla allí librada y de la tensión que aún persiste en esos barrios, aunque no rige el toque de queda impuesto por el Gobierno en el resto de la capital.

Mustafa, ex estudiante de la facultad de Medicina de Cantabria, y su mujer, Concha, santanderina, se quejan, por ejemplo, de no haber podido empezar a producir chocolate en la pequeña fábrica artesanal que han instalado en la planta baja de su casa, en Gubeiri. "Hasta que no acabe el lío", comenta Mustafa en un perfecto español, mientras mira la calle donde circulan numerosos adolescentes armados, "aquí no hay quien haga negocios".

No,transcurre una sola noche sin que sean señaladas allí esporádicas violaciones del alto el fuego vigente desde el 25 de septiembre pasado, y, a veces, los francotiradores apostados a lo largo de la antigua carretera de Sidón, que separa la zona chiita de la barriada cristiana de Ain el Remmaneh, en manos de las milicias cristianas unificadas (fuerzas libanesas), abren incluso fuego a plena luz del día.

Hussein Afl Maged acababa de cumplir 18 años y circulaba en una motocicleta nueva cuando, el pasado viernes, a media tarde, cometió la imprudencia de adentrarse en la calle desierta de Mar Mijail, situada en el ángulo de tiro de algún francotirador, donde fue alcanzado por dos balas en la cabeza y en el pecho, justo a la altura del corazión.

Su cadáver permaneció 24 horas tendido en medio de la calzada, hasta que unos socorristas temerarios se atrevieron, por fin, a retirarlo, como habían hecho unas horas antes con los cuerpos sin vida de Nohad Karam y el de un soldado libanés, víctimas también, ese mismo día, de los tiradores emboscados.

El tráfico automovilístico es fluido por la mayoría de las calles de Chia, donde los milicianos en armas han instalado numerosos controles, pero por algunas arterias perpendiculares a la larga carretera de Sidón, que están al alcance de los fusiles con mira telescópica, no circula un solo automóvil.

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Nada aparentemente, ni un puesto de la milicia ni una pancarta improvisada, prohíben o desaconsejan a los conductores tomar las calles vacías, pero el olfato o el instinto de supervivencia adquirido por los libaneses a lo largo de nueve años de guerra les hacen presentir el peligro que correrían si se acercasen en coche o a pie a la línea divisoria.

Elementos provocadores

En una de las sedes de Amal, bajo las fotograrias de los últimos mártires chiitas caídos en el campo de batalla, cuyas edades oscilan -entre los 17 y los 24 años, el jefe militar de la milicia en el barrio de Chia, comandante Zaiur, asegura que "tanto el Ejército como los falangistas -principal grupo integrante de las fuerzas libanesas- intentan con sus disparos esporádicos impedir el diálogo político entre las diferentes fuerzas libanesas"., Pero la muerte, causada por los francotiradores, de civiles de confesión cristiana o chiita de-. muestra que en ambos bandos actúan elementos provocadorers, señala un. habitante del barrio.

Zaiur, que sólo tiene 23 años de edad, explica por qué la milicia Amal, que "en caso de necesidad integran todos los hombres válidos del barrio" obligó a las fuerzas armadas del Gobierno libanés a retirarse de las afuera del sur de Beirut: "Desgraciada mente, el Ejército no es árbitro sino parte beligerante en el conflicto que nos enfrenta a los cristianos". "Está, incluso, al servicio de la milicia falangista", recalca. "En cambio", prosigue, nuestras relaciones son óptimas con la fuerza multinacional -formada por 6.000 soldados norteamericanos y europeos-, porque se comporta imparcialmente, y, de hecho, los jeeps de contingente militar francés o italiano recorren sin problemas las callejuelas del barrio".

No ocurre lo mismo, sin em bargo, con los marines estadounidenses, cuyos vehículos son a veces detenidos e incluso, como sucedió el lunes 3 de septiembre, cerca del aeropuerto, sus ocupantes llegan a ser desarmados a pesar de haber reconocido a gritos ante sus secuestradores que el ayatollah chiitairaní Jomeini era un good fellow (buen tipo). Pero los vistosos fusiles de asalto de fabricación nortéameri cana M- 16, que lucen algunos seguidores del imán Afi, no provie nen de la ocupación de las armas de los infanies de marina de EE UU, sino de los depósitos armamentísticos apresados al Ejército regular libanés, algunos de cuyos soldados se pasaron a las filas de la milicia rebelde.

Amal, que tanto en Beirut como en el sur del país peleó primero enérgicamente contra la agobiante presencia militar palestina y después contra las tropas invasoras de Israel, nutre ahora uná especial hostilidad contra los norteamericanos desde que, según sus militantes, el 25 de septiembre, la artillería de los marines lanzó sobre la barriada de Mrejye varios obuses de 125 milímetros en un vano esfuerzo por apoyar a los regulares libaneses.

En el cuartel de Amal en Mrejye, el capitán Afl Yunis afirma, en medio de un decorado de casas derruidas y mientras los altavoces difunden versículos del Corán, que los chiitas autoirizaron inicialmente al Ejército a. instalarse en la barriada, "pero trajo en sus maletas a los falangistas y no tuvimos más remedio que echarles a todos".

Mrejye es un núcleo urbano predominantemente cristiano aislado en el océano chiita (te la periferia meridional de Beirut y constituía, por tanto, una presa muy apetecible para las fuerzas libanesas cristianas. Pero los chiitas no podían dejar, escapar la estratégica barriada de Nrejla, tarl sólo separada del término municipal de Chueifat, en poder de la guerrilla antigubernamental. drusa de Walid Jumblat, por un pequeño puesto de contról de las tropas regulares que- no basta para impedir el tráfico de armas,, proporcionadas por Siria, desde las estribaciones de la montaña drusa.hasta los garajesy sótanos de las casas de Chia y Gubeiri.

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