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Un grupo radical y nacionalista, pero no marxista

Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad son los máximos líderes del M-19, tras la muerte en accidente aéreo del número uno indiscutible, Jaime Bateman, cuyo cuerpo no fue encontrado después de que su avioneta se precipitase sobre las selvas casi impenetrables del Caquetá. Ambos dirigentes conocen las cárceles colombianas.Ospina se evadió hace tres años de La Picota, prisión de máxima seguridad, a través de un túnel. Fayad, condenado a 25 años, fue liberado por la amnistía que el presidente Belisario Betancur decretó en noviembre del pasado año.

El proyecto político de estos hombres se ha distanciado de los orígenes. El Movimiento 19 de Abril toma su nombre de la fecha en que se celebraron las elecciones de 1970, que según todos los datos disponibles ganó el general Gustavo Rojas Pinilla, aunque se adjudicó la victoria al conservador Misael Pastrana, a quien correspondía la presidencia por la alternancia acordada en 1957 por los dos partidos hegemónicos, liberales y conservadores, cuando formalizaron un frente nacional para derrocar la dictadura de Rojas.

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Un grupo de seguidores de Rojas Pinilla, incluidos varios diputados electos, denunció el fraude y se echó al monte. Las relaciones mantenidas luego con los cubanos han hecho que al componente nacionalista de la primera hora se sumen planteamientos radicales en el terreno económico y social, aunque no pueda decirse del M- 19 que sea un grupo marxista.

Las nacionalizaciones que propone en sectores básicos de la economía configuran lo que podría ser un proyecto reformista radical.

La actividad bélica del M-19 se ha caracterizado por su espectacularidad. Asaltos a cuarteles, secuestros aéreos y, sobre todo, la ocupación de la embajada dominicana en Bogotá le dieron resonancia mundial a este grupo que durante la década pasada practicó la guerrilla urbana. Sus miembros eran mayoritariamente estudiantes universitarios, procedentes a menudo de la burguesía bogotana, en cuyo ámbito gozó de amplia colaboración y simpatía.

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A partir del 80 el M-19 intentó crearse un espacio rural, sobre todo en el sur y en las montañas del noroeste, para disponer de un territorio seguro. No consiguió muchos éxitos. Un transporte de armas procedente de Cuba cayó en manos del Ejército.

De esta época datan las primeras y reiteradas ofertas del M-19 para llegar a un acuerdo negociado con el Gobierno que permitiera poner fin a la lucha armada en condiciones honorables. La pusilanimidad de Turbay Ayala, unida a la oposición del Ejército y de los grupos conservadores, impidió un arreglo. Precisamente un presidente conservador es el que ha decidido recorrer ahora seriamente esta vía de la negociación. Su amnistía vació las cárceles, aunque no consiguió la paz. La entrevista de Madrid con los dos líderes del M- 19 podría abrir nuevas perspectivas hacia una solución política crucial para el futuro de la democracia colombiana.

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